Esa regular distribución de sus miembros posicionados en su organismo, lo faculta para realizar su función en mejor forma y por un tiempo indeterminado, e impresionan por estar dotado de ciertas cualidades como eficiencia, integridad, resistencia y duradera aptitud física.
El valor de los aplomos, es sin duda crucial para todo equino de deporte, trabajo e incluso para la reproducción, porque durante toda su vida el caballo se verá sometido a diferentes exigencias, que en mayor o menor grado repercuten en los miembros y el cuerpo. Su respuesta favorable ante esa labor, dependerá de ciertas condiciones como: buen estado físico, estar exento de posibles lesiones y correctamente estructurado.
Evaluar los aplomos es un tema trascendental porque sabemos que aquellos aplomos considerados como anormales o defectuosos, están estrechamente relacionados con la frecuente probabilidad que se originen lesiones del aparato óseo, articular y muscular, pero que también afecten el rendimiento presente y futuro de un ejemplar.
Cuando un caballo posee aplomos irregulares, tiene su eje con desviaciones y al realizar ciertos movimientos es factible que se generen alteraciones en el aparato locomotor o el organismo, atribuidas a una lógica consecuencia como resultado del desbalance existente en las estructuras que lo conforman.
Dentro de los aplomos anormales hay unos que revisten más gravedad que otros. Los caballos poseedores de aplomos defectuosos y en forma especial aquellos que revisten mayor gravedad, cuando son ejercitados tienen altos riesgos de que puedan sufrir lesiones. Estas posibles lesiones están basadas fundamentalmente en datos técnicos y prácticos que relacionan a algunos aplomos anormales con la posible aparición de probabilidades de padecer enfermedades cuando son exigidos.
Por ejemplo un reproductor macho, entero, que realiza servicios y poseedor de aplomos anormales del miembro posterior, específicamente aquellos que afectan a la articulación del tarso o garrón, en el momento de subirse sobre la yegua para realizar el servicio puede sentir intenso dolor y como secuela, descenderá sin completar el mismo.
De todas formas en un caballo con aplomos normales, también pueden presentarse lesiones por diferentes causas, de la misma forma que uno que posee aplomos anormales, pero vemos que la incidencia es manifiestamente menor.
Es importante aclarar, que la presencia de aplomos anómalos, no es una prueba sustancial que permite asegurar que el animal sufrirá lesiones directas, pero reconocemos que como consecuencia de esa imperfección, puede generarle alteraciones en el aparato locomotor o en el organismo. Ciertos aplomos anormales son mencionados dentro de los diferentes causales que provocan patologías en el organismo del caballo y que afectarán su vida útil en mayor o menor grado.
Es aconsejable realizar la observación y evaluación detallada de los aplomos en todos los miembros y hacerlo trazando líneas imaginarias desde distintos ángulos, en reposo y luego en movimiento. Contar con un equino con aplomos normales, nos permitirá poseer un animal adecuadamente conformado, equilibrado y físicamente preparado para el trabajo, reproducción o deporte y de esa forma, podemos prevenir trastornos que pueden presentarse en forma prematura o tardía.
Fuente: Portal Agro Chile.