Entre las alternativas para hacer más eficiente el uso del agua, una de las que han mostrado mayor potencial es el riego por goteo subterráneo o enterrado, que opera similar al goteo superficial —entrega agua a la planta en volúmenes pequeños preestablecidos—, pero que se diferencia en que va enterrado a una profundidad que varía dependiendo del cultivo.
‘Este sistema, que no genera pérdidas por evaporación, escurrimiento superficial o lixiviación, puede alcanzar una eficiencia cercana al 95% en comparación con el 65% que logra el riego por goteo superficial’, aseguró Andrés Boisier, gerente técnico de Netafim en una charla en Fruittrade 2019.
El aumento de eficiencia se debe a que las líneas enterradas son capaces de generar bulbos de humedad alrededor de las raíces a una baja profundidad, lo que permite que las plantas puedan absorber mejor el agua que necesitan.
A prueba
Pese a que es una tecnología bastante usada en Israel, España, Estados Unidos, Argentina, Brasil y México —en maíz, alfalfa, olivos, castaños de cajú, viñedos y nogales, entre otros—, en Chile no está muy extendida.
‘Hay poca experiencia con el riego por goteo enterrado en Chile, por lo que no podemos asegurar que es el mejor sistema ni tampoco decir que no sirve’, afirma Pilar Gil, profesora del Departamento de Fruticultura y Enología de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica.
A nivel comercial existen en el país alrededor de 400 hectáreas productivas bajo esta modalidad, en las que se incluyen semilleros de maíz y alfalfa, y huertos de avellano europeo y manzano, informa Rodrigo Escalona, gerente comercial de Incoriego
El resto son ensayos desarrollados principalmente por la Universidad Católica. De hecho, recientemente finalizó uno con uva vinífera en Marchigüe y otro con lechuga, en Lampa.
Si bien los resultados aún están siendo analizados, Pilar Gil destaca que existe evidencia de que esta tecnología, especialmente en el caso de las lechugas, es capaz de generar beneficios productivos.
‘Este estudio reveló que las lechugas tuvieron un mejor desarrollo porque sufrieron menor pérdida de agua, debido a que la cantidad efectiva que llegó a la raíz fue más eficiente y mayor que la del riego por superficie’, asegura.
Fuente: El Mercurio