Comienza el periodo estival 2019 y aumenta el flujo de turistas desde y hacia diversos destinos. Es por ello que el Servicio Agrícola y Ganadero de la región de O’Higgins ha efectuado un intenso despliegue de sus equipos para vigilar un potencial ingreso del que es el insecto más dañino para la fruticultura nacional desde el punto de vista comercial: la mosca de la fruta.
Caracterizada por poseer una capacidad de adaptación a cualquier fruto, la plaga resulta compleja de manejar desde el punto de vista comercial y de recursos destinados para su control. Una detección significa someter a medidas especiales y de cuarentena a un área de 7,2 kilómetros sobre la captura en la mayoría de los mercados de exportación, y de 27,2 kilómetros para el caso del mercado de China, viéndose afectadas las producciones, el procesamiento y embalaje de frutas para los distintos mercados, junto con implicar un gasto extra al Estado de aproximadamente de un millón de dólares por campaña.
“Además conlleva otras molestias para la ciudadanía, pues implica que funcionarios del SAG deben ingresar, obligatoriamente, a todos los domicilios en un radio de 200 metros desde el punto de detección, realizar labores de limpieza, descarga de fruta de árboles, aplicación de insecticida al suelo, entre otras”, indica Paola Conca, directora regional del SAG.
Labores de anticipación
Los equipos del SAG de la región de O’Higgins, conocedores de la materia debido a su experiencia de 2005 y de las múltiples campañas de erradicación que la institución ha realizado en diversas regiones del país, han aumentado la periodicidad de las revisiones a la red de 1.191 trampas específicas de la plaga exótica Ceratitis capitata, nombre científico de la mosca de la fruta, distribuidas en áreas con presencia de hospedantes del insecto, poniendo especial énfasis en los puntos de alta afluencia de personas, como son los terminales de buses, hospitales, casinos, lugares turísticos y plazas.
“Por ello, en el marco del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, hemos reforzado la vigilancia de la red de trampas de mosca de la fruta y no tenemos detecciones hasta hoy. De todas formas, prevenir el ingreso de este insecto es responsabilidad de todos los habitantes de la región, porque sus consecuencias son nefastas para la agricultura, considerando que la Región de O´Higgins presenta la mayor superficie frutícola del país, con 85.285 hectáreas, constituyéndose en uno de los motores más importantes de nuestra economía”, sostiene Conca.
Alta presión de ingreso
El aumento en las detecciones de ejemplares de mosca de la fruta en diversas regiones del país responde a varios factores, siendo uno de los principales el que la plaga está presente en todos los países vecinos, y que cualquier variación o recrudecimiento en la población del insecto en esos lugares puede repercutir en Chile.
Otros factores que pueden influir son el aumento en el ingreso de turistas y el mayor consumo de frutas exóticas –especialmente en las regiones nortinas- lo que estimula el contrabando de estos productos desde países limítrofes, especialmente a través de pasos no habilitados, acrecentando el riesgo de ingreso de la plaga a Chile.
Estas capturas no le quitan a Chile su condición de área libre de Moscas de la Fruta alcanzada en el año 1995, ya que cualquier introducción es erradicada a través de campañas desplegadas en terreno por funcionarios del Servicio Agrícola y Ganadero.
Fuente: El Agro