La disponibilidad de mano de obra y la introducción de mecanización son algunos de los desafíos productivos a los que se enfrenta hoy la industria de cítricos, y a los que se suma la necesidad de nueva genética. Y es que se trata de un rubro con una oferta varietal muy reducida, que se debiera ampliar si se piensa en la búsqueda de nuevos mercados, pero también por la posible llegada del HLB, un enemigo que hoy concentra la atención de toda la industria. La fortuna se encuentra de nuestro lado: la enfermedad aún no ha sido detectada en el país. Sin embargo, a sólo pasos la realidad es otra. El vector está presente en Tucumán, Argentina, lo que obliga a Chile a estar en constante alerta. “Ellos están bastante preocupados y hoy, con la movilidad que tenemos entre los países, la probabilidad de que ingrese es alta. Sumemos los nuevos puntos fronterizos, como el Paso de Aguas Negras en La Serena que hoy se está habilitando.
Se trata de un ingreso masivo y ahí estamos frente a la zona productora argentina”, advierte Johanna Martiz, académica de la Pontifica Universidad Católica y asesora de cítricos y paltos. El análisis entonces debe pasar por cómo prepararse para esta plaga y el primer paso es conocer al enemigo. El Huanglongbing —una plaga cuarentenaria ausente para Chile— es producido por la bacteria Candidatus Liberibactery su forma de trasmisión no es por semilla, sino por material vegetal. Así lo aclara Pamela Ibáñez, ingeniera del Subdepartamento Vigilancia y Control de Plagas Agrícolas del SAG, quien agrega que los principales vectores son el psílido africano, localizado principalmente en África, el americano, que se encuentra básicamente en Brasil, y el asiático, presente en la mayoría de los países.
Para prepararse a su posible llegada, Martiz cree que el primer paso corresponde a la lucha contra el vector, tarea que hoy lidera el SAG. Pero el trabajo de esta entidad en relación al HLB se remonta hace años. En el 2003 una resolución que permitía importar material desde Sudáfrica ya solicitaba que no viniera con HLB. Así lo recuerda Ibáñez, quien añade que hay 790 plagas que se busca que no ingresen al país, de las que más de 400 corresponden a insectos. En 2007 el HLB se sumó a este listado. Así, desde dicha fecha se han venido haciendo actividades pero fue un año después cuando comenzaron con más fuerza, con prospecciones y trampeo. Las estaciones de prospección han llegado incluso hasta la Región de Los Ríos pero el fuerte se centra en la zona productiva de cítricos, entre Arica y O ́Higgins. Además, para el trampeo cuentan con tableros amarillos pegajosos.
Precisamente inyectarle más recursos al SAG para poder hacer una detección temprana es por donde debe partir el trabajo de la industria para evitar que esto se trate como una problemática de ahora y apuntar a que sea más bien de mediano o largo plazo. Así lo indica Martiz, quien agrega que otro paso para prepararse a su llegada es contar con material sano. Expectativa versus realidad es la premisa que se puede aplicar en esta acción. Mientras la primera parte dice que este material debe provenir de un banco de germoplasma certificado, la realidad muestra que el programa de certificación de cítricos se cerró y que hoy los viveros pueden obtener material de propagación de cualquier parte. “Yo soy muy alarmista en decir que hay un alto riesgo por no contar hoy día con un programa de certificación y eso va a ser tarea de toda la industria. El rubro está en un alto riesgo por no contar con material base del que podamos echar mano en el corto plazo”, advierte la experta, quien agrega que si nos vemos enfrentados a esta amenaza, algo que debiera cambiar es la producción de plantas.
UN FUTURO HERMÉTICO
Mantener al insecto fuera del vivero. Bajo esta premisa es como se deberá iniciar la producción de plantas, lo que implica un gran cambio en la industria. Y es que como cuenta Martiz, se debe dejar de lado el tipo de vivero al que se está acostumbrado y hacer una alta inversión en una infraestructura que cuente con un sistema de resguardo con mallas y aislación completa. Se trataría entonces de un lugar hermético que debiera contar con un sistema de presión positiva, es decir, grandes ventiladores que buscan eliminar toda la contaminación que provenga del exterior.
Otro punto relevante en cuanto a producción de plantas se refiere será el seccionamiento de las naves. “Ante cualquier punto que sea vulnerable, por ejemplo un viento fuerte que rompió la malla, el vivero debe tener la capacidad de reacción para seccionarse. Esto quiere decir que tiene que haber puertas. Si hay una rotura se debe aislar completamente esa parte del vivero, la que entra en cuarentena”, comenta la experta y añade que al interior de los viveros se debe trabajar además con un sistema de monitoreo para el psílido.
El hecho de que los invernaderos sean completamente cerrados también tiene implicancias desde el lado del productor, específicamente en cuanto a la aclimatación de las plantas. Ésta se tendría que realizar dentro de la estructura, lo que obligaría a utilizar sistemas que mejoren la fotosíntesis y bajen el estrés oxidativo de la planta, además de protectores solares dado que saldrá de un confinamiento directamente a terreno.
Pero un punto que afectará directamente a los productores es que todo este tipo de cambios implican un alto costo, que podría transferirse al valor de la planta.
MEDIDAS DE AHORRO
Automatizar algunas labores dentro de los viveros es una de las medidas que propone la experta de la Universidad Católica para ahorrar costos. Así es como recuerda el caso de California, donde algunos viveros están tratando de reducir el número de personas que trabaja en ellos, contando por ejemplo con un sistema automatizado para mover las plantas en su interior.
Otro punto que cobra vital relevancia es contar con un menor tiempo de obtención de las plantas. Si hoy es de alrededor de 18 meses, se debería lograr que baje a 12 meses. “Todo esto nos va a encarecer el sistema, se va a transmitir de alguna manera al productor; por lo tanto el hecho de que los viveristas puedan reducir el tiempo de obtención de la planta, también va a ser un ahorro de costo”, profundiza y añade que ello se realiza optimizando la fotosíntesis, el sustrato y una serie de estudios dentro de las naves.
Todos estos esfuerzos por parte de los viveros tienen por objetivo contar con una planta de calidad y en óptimas condiciones sanitarias, especialmente en lo que se refiere a las raíces. El HLB tiene una serie de efectos en la planta en sí, tales como la disminución en la producción y deformaciones en los frutos. Pero una parte importante es su impacto sobre las raíces, ya que las coloniza de forma masiva.
“La bacteria ataca a nivel de floema, que se empieza a taponar. Éste tiene células que cargan las distintas estructuras que van entregando el azúcar a la planta. Al no haber un intercambio de azúcar en ésta es que se empieza a debilitar. El vivero tiene que entregar una planta que tenga una raíz en óptimas condiciones. Hoy la planta se mira de abajo hacia arriba. Si no tengo raíces esa planta no va a brotar y no va a crecer rápido; en cambio si viene con pocas hojas pero un buen sistema radicular, esa planta igual va a crecer y lo va a hacer rápido. En el caso del HLB se hace extremadamente importante el tema de la raíz, por lo que en este conjunto en que nos deben entregar una planta sana, tiene que ser una que venga con un sistema radicular muy bien desarrollado para poder enfrentar este problema en terreno”, advierte Martiz.
El HLB es hoy una plaga ausente en Chile, situación que podría cambiar considerando la movilidad que existe entre países, pero específicamente, dado que se encuentra a tan sólo pasos. Es hora de realizar las medidas necesarias y esperar preparados su posible llegada.
Fuente: Mundo Agro