Hace un par de años, ir al valle de Lluta era sinónimo de conocer los misteriosos petroglifos junto a las rústicas aldeas alrededor, en medio de montañas y una sorprendente vegetación. Pero también significaba enfrentar a los molestos jerjeles, insectos que abundan en humedales y lechos de ríos y que se caracterizan por sus temidas picaduras. Un problema histórico que afectaba a la agricultura, turismo y población del valle. Sin embargo, hoy, se logró reducir la presencia de este mosquito en un 98% en la región a través del programa “Control de simúlidos hematófagos en la provincia de Arica”, financiado por el Gobierno Regional de Arica y Parinacota y ejecutado por el INIA. Según datos entregados por INIA, en abril de 2014 se podían encontrar hasta 836 larvas de jerjeles, en promedio, en una roca de tamaño mediano. Hoy ese número es igual a cero. ¿Cómo se logró el control de esta molesta plaga?
ACUÁTICOS Y TERRESTRES
Los simúlidos pertenecen al orden Diptera, familia Simuliidae. Constituyen una de las familias de dípteros acuáticos más importantes de las aguas correntosas, único lugar donde pueden desarrollarse sus fases inmaduras, habitando el ambiente terrestre en su estado adulto, por ello presentan una serie de adaptaciones morfológicas y de conducta de gran interés biológico y ecológico.
En el ambiente acuático los simúlidos están considerados como organismos benéficos en la cadena alimenticia, pero en el ambiente terrestre adquieren notoriedad por el impacto que causan en el hombre y la fauna. Como muchos otros dípteros, se destacan por su trascendencia epidemiológica. Sus picaduras provocan molestias, causando reacciones locales con prurito y edematización.
Son cosmopolitas y se encuentran en las grandes extensiones de tierra; de forma general, la fauna de simúlidos está presente en todas las partes del mundo donde hay corrientes de agua de suficiente permanencia para proveerle los requerimientos biológicos para el desarrollo de sus estados inmaduros.
DISTRIBUCIÓN E IMPORTANCIA ECONÓMICA
Para nuestro país se incluyen 7 géneros y 46 especies, de las cuales se describen cuatro especies hematófagas: Simulium escomeli (Arica, Perú, Ecuador), Simulium llutense (Arica), Simulium annulatum (Santiago, Colchagua, Linares, Concepción, Malleco, Cautín, Osorno y Llanquihue) y Araucnephia montana( Choapa , Valparaíso, San Felipe, San-tiago, Melipilla y Curicó).
Los simúlidos producen pérdidas económicas a nivel regional al perturbar las actividades agrícolas y ganaderas dado que los trabajadores rurales y agricultores no pueden desarrollar normalmente sus actividades al aire libre, con lo que reducen su productividad. El impacto sobre la ganadería se traduce en que los animales no se alimentan adecuadamente por la acción de los jerjeles y provocan una disminución en la producción de carne y/o leche.
MORFOLOGÍA
Huevos: Son pequeños (0,1-0,4 mm), de cubierta lisa y con una forma que recuerda un triángulo. El color de los huevos frescos es claro, pero mientras avanza su desarrollo se oscurece a chocolate marrón. Son depositados en masas o cadenas sobre substratos en la superficie del agua, debajo de ella o completamente inmersos dentro del agua. Para evitar la tendencia a ser arrastrados por la corriente, todos los huevos están cubiertos de una capa gelatinosa y pegajosa que les permite adherirse a cualquier substrato. La oviposición se realiza en lugares húmedos o próximos a corrientes de agua; los huevos se encuentran generalmente en grandes masas ya que las hembras se juntan para oviponer en el mismo lugar. Larva: De 5-12 mm de longitud, en su cuarto estadio, tienen un aspecto inconfundible. La forma general del cuerpo de la larva es característica, la cabeza es la región del cuerpo más definida; el tórax y el abdomen están separados sólo por una ligera constricción del cuerpo. El tórax es más ancho que la cabeza y el abdomen es largo y redondeado.
Se adhieren a los sustratos (ramas, hojas, troncos, piedras) por un disco adhesivo que poseen en la porción posterior del cuerpo (disco anal), ayudadas, además, por un fino hilo de seda que secretan. En su último estadio construyen un capullo y allí se transforman en pupa.
Su forma es constante y muestra tres rasgos principales: un par de largos abanicos cefálicos en la cabeza y dos falsos pies o seudópodos conocidos como propata que les evitará ser arrastradas, se sujetan mediante un hilo de seda a la vegetación, piedras o cualquier otro tipo de sustrato que se encuentre en el cauce. La larva, una vez localizada en el lugar idóneo para la filtración del alimento, se adhiere al sustrato mediante un disco adhesivo posterior y toma una posición característica.
Los abanicos cefálicos son órganos para la alimentación y las propatas son órganos de fijación y locomoción. Las propatas son rasgos diagnósticos de la familia Simuliidae, porque están presentes en todos los estados del desarrollo larval y en todas las especies de simúlidos del mundo; en cambio, los abanicos cefálicos pueden estar ausentes en mudas tempranas.
En todas las larvas está presente el órgano rectal; su estructura básica es uniforme y comprende tres lóbulos largos que surgen de una base ancha. Estos lóbulos pueden aparecer en forma simple sin divisiones, pero un gran número de especies poseen lóbulos secundarios en forma de dedos o bananos; el número de estos es equivalente para los tres lóbulos, y más largos y numerosos en larvas que habitan corrientes rápidas (Castex, 2010).
Pupa: La pupación tiene lugar en el sitio donde ocurre el estadio larval. La larva madura o prepupa cesa de alimentarse, se fija directamente al substrato y comienza a hilar la envoltura, mediante secreciones de sus glándulas. Las larvas de algunas especies tienden a migrar hacia aguas lentas para pupar; otras, en cambio, pupan en aguas rápidas. La forma del capullo, su consistencia y la trama del tejido son distintivas para cada especie.
Para realizar la pupación, la larva se sitúa en la abertura del capullo una vez terminado, y mediante movimientos y contracciones se desprende de la piel de la larva mientras libera los filamentos respiratorios característicos de la pupa. Ésta, recién formada, es de color amarillento y luego se oscurece. En esta parte de su vida no se alimenta, pero respira intensamente.
La cabeza de la pupa está replegada ventralmente sobre el tórax y éste, lo mismo que el adulto, presenta una gran joroba. A cada lado del tórax surgen los filamentos respiratorios; de cada tronco principal salen ramas secundarias que a su vez pueden también bifurcarse. El número de filamentos y sus ramificaciones son constantes para cada especie.
Las transformaciones que se llevan a cabo en este estado tardan entre tres horas a treinta días, en función de la especie involucrada y los factores ambientales. La mayoría de los adultos, una vez que abandonan la pupa, alcanzan la superficie del agua rodeados de una burbuja de aire; emergen primero los machos y luego las hembras.
Adultos: La cabeza es casi redonda y plana dorso ventralmente. Los ojos compuestos presentan marcado dimorfismo sexual; los de la hembra poseen facetas pequeñas y separadas en la frente (dicópticos), mientras los del macho limitan anteriormente (holópticos) y están divididos en forma horizontal en dos partes; o sea, la región dorsal está constituida por facetas grandes y la ventral por facetas pequeñas.
Las piezas bucales son cortas y comprenden diferentes partes, algunas de las cuales funcionan como verdaderas tijeras. La extracción de sangre dura no más de 4 ó 5 min. Una vez que la hembra ha iniciado la alimentación es difícil desprenderla de la piel. Las picaduras al principio suelen ser indoloras, debido a las propiedades anestésicas de la saliva; transcurridas algunas horas, la piel comienza a hincharse y aparece escozor o comezón, que puede durar horas o días. A causa de la forma y largo de sus piezas bucales, la picadura queda a nivel del tejido subcutáneo y por la acción anticoagulante de la saliva, cuando el insecto abandona la herida emana una pequeña gota de sangre. Una vez que los adultos emergen, los machos realizan un enjambre dentro del cual ocurre la cópula; después la hembra quedará lista para alimentarse de sangre sobre un hospedero animal o humano. Las hembras de la mayoría de las especies requieren de sangre para la maduración de sus huevos, pero ambos sexos pueden utilizar como alimento el néctar de las flores y sustancias azucaradas de la naturaleza. Los individuos de esta familia son a menudo conocidos como “rodadores” por su hábito de chupar sangre y dejarse caer después rodando. Los adultos son capaces de vivir en la naturaleza por períodos bastante largos (más de treinta días), aunque se estima que la mayoría vive alrededor de tres semanas en dependencia de los factores ambientales. Las hembras producen 200 a 500 huevos en un solo ciclo gonotrófico y algunas son capaces de distribuir sus huevos libremente sobre la superficie del agua (durante el vuelo) o en masa en hojas o ramas cerca del agua. Algunas hembras se arrastran bajo el agua para depositar sus huevos. El período de incubación de los huevos varía de 4 a 30 días, dependiendo de la especie y la temperatura del agua, siendo muy largo en aquellas especies en las que los huevos se someten a la diapausa.
Los adultos generalmente permanecen cerca de los arroyos en los que se reproducen, en general, o en microclimas húmedos, como árboles. Pueden dispersarse por sí mismos hasta 15 km, o incluso se alejan hasta 40 km de sus sitios de reproducción con la ayuda del viento.
MANEJO INTEGRADO DE SIMULIDOS
La alimentación de la larva es muy importante para la mayoría de los programas de control de simúlidos, ya que muchos agentes de control actúan solo después de su ingestión. Algunas larvas de pueden completar su desarrollo en unas semanas, pero otras pueden requerir algunos meses dependiendo de la especie, disponibilidad de alimento, tipo de corriente, sitios de fijación, temperatura de agua, pH, contenido de oxígeno y velocidad. El pilar más importante de un programa de manejo integrado de plaga (MIP) es el monitoreo, porque permite estimar la densidad y distribución de la plaga en un determinado momento y lugar; registrar la fluctuación poblacional y sus enemigos naturales; registrar las condiciones ambientales y evaluar la efectividad de las medidas de control. Esta información será la base para tomar una decisión respecto al método de control.
Para el monitoreo de Jerjeles se debe considerar que, para adherirse, las larvas siempre requerirán de un soporte sólido. Lo más frecuentemente utilizado son piedras, hojas, ramas, raíces, y a pesar de que rara vez se adhieren a la vegetación muerta, incluso algunas especies pueden adherirse a piezas de hierro, plástico y madera. La mayoría de las larvas y pupas viven arrastradas debajo de la vegetación en el agua nos más profundo de 50 cm.
Las estrategias de control están dirigidas a las larvas, ya que se limitan a áreas más definidas, es decir, los cursos de agua corriente. Hay extensas listas de productos que han sido utilizados de manera eficiente en el control de moscas negras, pero por diversas razones como una elevada acción residual, efectos adversos sobre especies de organismos no objetivo y resistencia, muchos productos han sido reemplazados por nuevos insecticidas menos persistentes. La técnica más conveniente para el control de los jerjeles es el uso de agentes de control biológico, incluyendo el uso de organismos vivos o productos que se derivan de estas moscas negras, y que están dirigidos a la reducción o eliminación de los daños causados por las especies que son perjudiciales para los seres humanos, animales domésticos o la agricultura. El larvicida en base al entomopatógeno Bacillus thuringiensis var. israelensis (Bti), resultó ser la solución ideal.Bti es una bacteria facultativa aeróbica o anaeróbica y con esporulación. Puede permanecer latente en el medio ambiente incluso en condiciones adversas para su desarrollo, puede encontrarse en la tierra, insectos y sus hábitats, productos almacenados, plantas, bosques, y medios acuáticos. Esta bacteria se diferencia de otras especies pertenecientes a este género por la presencia de un cuerpo de inclusión parasporal (cristal) de origen proteico, formado durante la esporulación. Durante la esporulación producen proteínas con actividad tóxica como complejo formando un cristal. La actividad de estos cristales tóxicos (delta endotoxina) compuestos por varias proteínas cristalizadas (protoxinas) que son sintetizadas durante la esporulación, minutos después que las larvas ingieren a los cristales, estos reaccionan con el pH y las enzimas formando subunidades activas lo que provoca una parálisis en la pared del intestino medio. Esto causa un desequilibrio en el balance osmótico y abrasión de la pared intestinal, que provoca la muerte de la larva un periodo de 2 a 12 horas. Tan importante como el control biológico es el control mecánico (limpieza mecánica y eliminación de sustratos), especialmente la vegetación, a la que las larvas y pupas de simúlidos pueden adherirse.
Estos métodos deben ser utilizados en conjunto con la aplicación de Bti como una forma integral de control. Si la vegetación está presente, se requiere utilizar una dosis más alta y un aumento en la frecuencia de las aplicaciones, mientras todos aquellos canales, drenes, bocatomas, vertientes estén limpias en sus orillas, la posibilidad de que se transformen en focos de cría, disminuye. Es fundamental que los dueños de parcelas realicen limpieza de malezas a lo menos dos veces al año (canales, drenes, etc.), para evitar focos de crianza.
Fuente: Mundo Agro