Jim Freese produce manzanas, peras y cerezas en 18 hectáreas (45 acres), en la zona centro norte del estado de Washington, en terrenos que adquirió su padre en 1910.
Caminando entre los árboles repletos de cerezas brillantes, Freese cuenta que hace cuatro años no estaban produciendo bien y su campo estaba muy complicado en términos financieros. Y que, tal como otros productores, había confiado en las abejas arrendadas para polinizar las flores, al igual que todas las primaveras, aunque ese año se esperaba que fuese muy fría.
“Las abejas melíferas se quedan sentadas en sus colmenas con los días fríos”, dice, por lo que necesitaba otra manera de asegurar que tendría más flores convirtiéndose en frutas que en años anteriores.
En un encuentro de horticultores aprendió que las abejas azules -una especie nativa que no produce miel ni vive en colmenas- se podían usar en reemplazo de las melíferas para la polinización, porque vuelan con temperaturas más bajas, por lo que compró 12 mil capullos para que emergieran en la época de floración de los árboles. Y su inversión se pagó.
“Duplicamos la producción de cerezas respecto de cualquier año récord anterior”, comenta.
El huerto de los Freese es uno de los tantos en Estados Unidos que está considerando la polinización con especies alternativas debido a los problemas que enfrentan las abejas a nivel global y local.
Las abejas tradicionales, llamada Apis mellifera , ha sido el principal polinizador durante décadas, pero hoy está amenazada por los plaguicidas, enfermedades, parásitos y desnutrición. El año pasado, los apicultores estadounidenses perdieron en torno al 40% de sus colmenas, de acuerdo con los datos de la asociación Bee Informed Partnership, que asesora a apicultores.
Durante algunos años, ese porcentaje ha sido incluso más alto, según afirma Mark Winston, profesor de apicultura de la Universidad Simon Fraser, en British Columbia, quien es autor de varios libros sobre abejas.
“¿Existe alguna otra empresa agrícola que acepte pérdidas anuales de entre 40% y 45% de sus animales?”, pregunta.
Esas pérdidas elevan los precios para los productores que tienen que arrendar abejas para polinizar, estrechando su negocio. Los precios de arriendo de las abejas casi se han cuadruplicado desde 2004, y pese a eso la demanda por servicios de polinización ha tendido al alza.
Polinización integrada
Un tercio de lo que comemos -incluyendo las almendras, manzanas, arándanos, peras y tomates- necesitan ser polinizados para poder crecer. Por eso, algunos científicos están muy preocupados por los riesgos que puede significar para la agricultura y el abastecimiento de alimentos el no contar con suficientes polinizadores.
Mientras el precio de las abejas melíferas para polinizar sigue subiendo, los agricultores están buscando otros tipos de insectos -como la abeja azul, abejorros y el cortador de hojas de alfalfa-, que han demostrado ser efectivos en algunos cultivos y ciertas circunstancias.
“Es un asunto de tener al polinizador correcto en el momento adecuado”, dice Theresa Pitts-Singer, entomóloga del departamento de agricultura Logan Bee Lab.
Ella y otros investigadores han estado estudiando por todo Estados Unidos la llamada polinización integrada de cultivos, que combina varios tipos de abejas, para ayudar a los agricultores a asegurar una polinización efectiva.
El Proyecto de Polinización Integrada de Cultivos, una asociación público-privada creada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, ha explorado cómo mejorar las condiciones de hábitat para las abejas silvestres, mejorar las prácticas de manejo de los insectos en los campos y el uso de especies alternativas.
El impacto económico
Tal como en el caso de los Freese, una mejor polinización puede conducir a una mayor rentabilidad.
Para explorar el impacto económico, la investigadora Pitts-Singer y otros científicos realizaron un análisis de costos versus beneficios utilizando las abejas azules y melíferas para polinizar huertos de almendros en California.
El análisis mostró un potencial de aumento de las ganancias por acre de diez veces al introducir las abejas azules, aunque la especialista advierte que se requieren más estudios para asegurar que ese aumento sea posible bajo condiciones y entornos del mundo real.
Además, los científicos destacan que los agricultores podrían obtener, incluso, más rentabilidad si conservan las abejas azules de una temporada a otra, en vez de comprar capullos cada año, lo que implica mantener los materiales para que aniden y prevenir enfermedades.
En forma silvestre, las abejas azules hacen nidos en pequeños agujeros, pero en huertos agrícolas se utilizan bloques artificiales, como nidos o tubos de papel.
En el caso de Freese, adoptar a estas abejas también ha significado aprender a cuidarlas. Se asegura de que exista barro cerca para que las hembras puedan hacer los nidos, limpia los materiales que pueden usar y mantiene los capullos en un refrigerador hasta comienzos de la primavera.
“Si duplico mi producción de cerezas, haré ese trabajo extra”, dice.
Cuidar las abejas
Así como las abejas melíferas, también existen otros insectos que están en riesgos por el uso de agroquímicos y por patógenos, por lo que los agricultores también pueden apoyar a las abejas que arriendan y atraer a otros polinizadores con medidas en el campo, como plantar flores silvestres y reducir el uso de plaguicidas, afirman los expertos.
El profesor de entomología de la Universidad Estatal de Michigan, Rufus Isaacs, quien dirige el Proyecto de Polinización Integrada de Cultivos, resume las necesidades de las abejas de esta manera: “Entréguenles casa y comida, y no las maten”.
Como los almendros y cerezos tienen un período corto de floración, las abejas necesitan que en los huertos existan otros tipos de plantas con flores para obtener comida.
A medida que aumenta el interés por utilizar otros tipos de abejas, el Departamento de Agricultura está buscando también cómo prevenir la transmisión de plagas y patógenos por el país, e investigar cómo se desempeñarían, por ejemplo, las abejas sanas del estado de Washington, en la costa este.
La investigadora Pitts-Singer, en tanto, llama a los agricultores y horticultores a elegir las abejas adecuadas para su región y a obtener las que estén más limpias posibles.
Más efectividad
Jim Freese paga más por comprar las abejas azules -US$ 0,50 por cada una- que por el arriendo de abejas melíferas. Dice que mientras el costo de estas últimas va al alza, el de las azules tiende a la baja, y que el factor decisivo para evaluar si una es mejor que otra es la efectividad.
“Se podría decir que el polinizador más caro es el que no hace su trabajo”, dice.
Su proveedor, Jim Watts, de la empresa Watts Solitary Bees, ha trabajado con las abejas cortadoras de alfalfa y comenzó a propagar las abejas azules hace una década. Y si bien sigue siendo una industria pequeña, dice que está creciendo rápido.
Como es uno de los principales distribuidores de abejas solitarias en Estados Unidos, Watts se reúne con agricultores de toda la zona oeste por temas de polinización y, basado en los cultivos que tienen y la superficie, les entrega abejas y materiales y responde sus dudas.
Fuente: El Agro