Cuenta con un 9% del área cultivable del planeta pero también concentra el 20% de la población mundial. Este panorama es el que ha llevado a China a transformarse en un gran importador de alimentos, escenario en el que Latinoamérica, y Chile en particular, adquiere un rol relevante como proveedor. Pero esto también ha hecho que el gigante asiático mire a nuestro país con otros ojos y haya decidido invertir en su sector agrícola. Si nos remontamos al año 2010 destaca la inversión de US$18 millones por parte de Cosco (China Ocean Shipping Company) en la compra de activos de la viña Bisquertt, transacción que incluyó una bodega y 350 hectáreas de producción en el Valle de Colchagua. Pasamos al 2013 y llega el joint venture entre Joyvio —brazo agroindustrial del grupo Legend— y Subsole, que consistió en la compra de campos de arándanos, kiwis, nueces, uvas y cerezas. A mediados de 2017 la empresa Yantai Changyu Pioneer Wine, el grupo vitivinícola más grande de China, optó por adquirir cuatro viñas chilenas por un monto que llegó a cerca de los US$ 50 millones. Y a inicios de este año, Yanghe, filial del grupo Jiangsu Yanghe Distillery, pagóUS$66 millones por el 12,5% de la Viña San Pedro Tarapacá. Factores que van más allá de la seguridad y estabilidad que ofrece Chile han hecho que se concreten en nuestro país las inversiones extranjeras, que provienen principalmente de Norteamérica (EE.UU. y Canadá), Europa y China. Y en este último caso, un beneficio es que ya no son sólo importadores y consumidores, sino que pasan a ejercer el papel de productores, según comenta Juan Esteban Musalem, presidente de la Cámara Chileno China de Comercio, Industria y Turismo.
Pero al hablar de inversiones sale a la palestra el ámbito comercial, en especial al tratarse de estas naciones dado que los acuerdos entre ambas partes han eliminado aranceles y trabas. Esto es lo que ha permitido cuadruplicar las exportaciones y convertirse en la principalfuente de fruta fresca para los consumidores chinos, según indica Ian Frederick, director (s) de InvestChile, quien además destaca el olfato de las empresas locales, que han mejorado su logística para llegar a ellos, incluso instalando oficinas allá. Se trata de una serie de elementos, entonces, que hacen atractivo invertir en el país y exportar desde acá.
EL TRAMPOLÍN
De esta manera Chile ya no sólo se ve como uno de los principales proveedores de fruta fresca, sino como una plataforma para la exportación a otros mercados. Y es algo que no sólo se advierte desde China, sino que también desde Inglaterra. Para Eduardo Olate, consultor de desarrollo de negocios que ayuda a empresas británicas a llegar a nuestro país, el interés de Chile como puerta de entrada para otros mercados es algo que efectivamente se nota. Destaca que se presenta como un “trampolín” para los mercados de Perú, Colombia y México, pero no así para el Mercosur, dado que las barreras arancelarias son similares a las que ellos tienen directamente y que también posee Chile.
Precisamente este atractivo fue el que advirtió Shoof International, empresa neozelandesa que se instaló en Chile a fines de 2010 para la venta de insumos. Como el país más atractivo para empezar el desarrollo comercial hacia Latinoamérica es como Julián Ramírez, gerente general de esta filial, define a Chile. “Es en este momento un país referencia para el resto de la región y esto es clave para nuestros planes de expansión”, señala y agrega que hoy en día se encuentran en la fase de consolidación de la operación con lo que iniciarán un nuevo ciclo de desarrollo exportador hacia la región.
Hace unos veinte años, la empresa francesa Primland, especializada en kiwi, apostó por Chile y llegó a Curicó, zona central de este cultivo, donde han visto una serie de ventajas. Entre ellas destaca la posibilidad de acceder a otros mercados. Y es que la cantidad de TLC que tiene Chile firmados con el mundo les ha permitido desarrollar mercados como Corea, China y Japón. Es más, según recuerda Etienne Malaguti, gerente de exportaciones de la compañía, a pesar de ser una empresa extranjera, Primland Chile fue la primera en realizar envíos a China en directo.
Esta compañía ha sido pionera en Francia en el negocio del kiwi, por lo que otro factor que los dirigió a nuestro país fue la posibilidad de desarrollar su oferta con un abastecimiento de contra estación que les permita manejar una marca todo el año. Así es que la empresa ha tenido un crecimiento progresivo en nuestro país, siendo primero un exportador, para luego tomar a cargo una planta procesadora y desde algunos años pasar a ser productores.
Contar con campos productivos es precisamente una de las formas a través de las que llegan estos inversionistas a nuestro país, mientras que otros lo hacen por medio de la asociatividad.
¿TIERRAS CON POTENCIAL O CAMPOS PRODUCTIVOS?
Clientes que sólo buscan la tierra para luego desarrollar sus propios proyectos agrícolas o bien inversionistas que ponen sus ojos en campos ya productivos. Estas son las dos modalidades que señalan desde Colliers Internacional respecto a las inversiones relacionadas con los predios agrícolas. Quienes las llevan a cabo son mayoritariamente fondos de inversión, los que se han incrementado con el paso de los años. Según recuerda Alejandro Friedli, gerente del Área Grandes Empresas Regiones y Agrícola del Banco de Chile, si en 2007 existían 40 fondos especializados en la alimentación en el mundo, hoy esa cifra asciende a más de 300. “Se trata de fondos con mucho capital que ven en este negocio de alimentación y agricultura un futuro muy auspicioso. Antes sólo el valor de la tierra era lo relevante, pero ahora existe además el alimento que puedes producirarriba de ella”, aclara.
Al optar entre ambas opciones hay una que predomina de sobremanera. Los inversionistas se inclinan por campos en los que haya algo más armado y no deban partir de cero. Y es que en estos encuentran la historia que les permite conocer cuánto ha producido y en base a la que es más fácil modelar una inversión de estas características. Así lo indica Alberto Cardemil, socio de Carey, quien agrega que normalmente el paso siguiente a la adquisición de un campo en producción es la realización de mejoras. A mediados de junio la empresa californiana Limoneira realizó la compra de Frutícola San Pablo, ubicada en La Serena, la que efectivamente contará con algunos upgrades. La operación, que fue por US$13 millones, implica la compra de la firma, así como sus activos relacionados. Pero además esperan invertir un monto adicional de US$2,8 millones destinados a nuevas plantaciones de cítricos e infraestructura hídrica para expandir las producciones de limones y naranjas.
Si bien hay quienes adquieren el total de una empresa chilena, no necesariamente significa que la operen de forma individual, sin presencia de ejecutivos y productores nacionales. Es más, muchos optan por esta opción, lo que según los expertos les entrega un plus.
DE LA MANO
El know how tanto en su aspecto técnico de manejos en el campo, como de la propia idiosincrasia del chileno, es lo que hace que algunos inversionistas extranjeros adquieran compañías en nuestro país pero en sociedad con productores locales. Esta es una de las figuras que más ha visto Michael Wallace, gerente Agroindustria y Alimentos del Banco Bice, quien asegura que es algo que depende de la contingencia que tenga el balance de esa empresa.
“Si hay aspectos que puedan dificultar la adquisición, probablemente van a analizar la posibilidad de comprar los activos. Pero si se trata de una empresa sin mayores contingencias tributarias y financieras, en general va a preferir comprarlo, asociarse y aprovechar el know how del socio fundador”, profundiza. La inversión en Chile tiene que ver con la capacidad productiva de lo que van a comprar y para poder hacerlo se debe ver dónde. El lugar al que llegan, según consigna Friedli, es siempre uno de los aspectos relevantes para los inversionistas, pero también con quién lo hacen. “Ojalá siempre vengan tomados de la mano de agricultores locales que los apoyen y además se asocien con ellos de manera de fomentar la producción y el crecimiento del país y de los agricultores chilenos, que son los que tienen la experiencia”, indica y agrega que al llegar de forma individual se deben enfrentar a una serie de aspectos desconocidos que hacen más difícil alcanzar el éxito. La cultura, el idioma y la forma de trabajo son distintas, a lo que se suma el suelo y la climatología, características que pueden haberles contado, pero no han tenido la experiencia al respecto.
De esta manera, si están asociados con un productor serio y que conoce el rubro es más fácil que salgan adelante rápido, su inversión sea una buena y que promueva la de otros. En proyectos de asociatividad provenientes de China es en los que ha estado trabajando Matías Araya, socio fundador de Araya y Cía., a quien le ha tocado ver tanto la compra de una viña completa como la asociación, por ejemplo, con un productor nacional de cerezas que ya tiene una operación andando. “En general siempre buscan algún grado de asociatividad con actores nacionales, eso es lo que más me ha tocado ver. Muchos de esos inversionistas es gente que de alguna manera forma parte de la cadena del negocio y que buscan integrarse en Chile y lo han hecho invirtiendo con asociados”.
EN DIRECCIÓN AL SUR
En términos generales Chile destaca por su producción de fruta, sector que ha llamado mayoritariamente la atención de los inversionistas extranjeros, junto con el área vitivinícola. Así es que el valle central, entendiéndose desde la zona de San Felipe-Los Andes hasta Talca, es el que más ha captado el interés de afuera, según indica Cardemil. Pero todo se ha ido extendiendo hacia el sur, por lo que dependiendo del tipo de cultivo, se puede llegar hasta Temuco.
Encontrar una mayor superficie es el factor que a juicio de Araya puede influir en que se dirijan hacia el sur del país, dado que la disponibilidad de ciertas zonas se encuentra copada. Pero a esto se suma el potencial del sector lácteo, con lo que Alejandro Friedli recuerda la llegada de Manuka a nuestro país, empresa neozelandesa, con gran crecimiento en los últimos años en este sector y que tomo el control de la ex hacienda Rupanco.
Precisamente el valle central y el sur son las zonas agrícolas que más han aumentado su plusvalía, según datos entregados por Colliers Internacional. Como explica Matías García-Huidobro, gerente del Área Agrícola de esta entidad, entre la VI y VIII región en los últimos diez años ha habido un aumento por sobre el 100% de plusvalía por hectárea en zonas con buen acceso a agua y donde principalmente se encuentran plantaciones de cítricos, paltos, nogales, cerezos, avellano europeo, arándano y uva de mesa.
Respecto de la X región, indica que durante los últimos cinco años ha habido áreas que han presentado un aumento de hasta un 50% en su plusvalía, lo que se atribuye principalmente a la llegada de cultivos frutales como cerezos y avellano europeo. Pese a que la tierra ha incrementado su valor se trata de un negocio que para el extranjero sigue siendo atractivo. Sin embargo es necesario aclarar el panorama hídrico en el país, aspecto que podría convertirse en una gran piedra de tope.
TAREAS PENDIENTES
Si antes la mano de obra era el principal tema por el que se consultaba a la hora de hacer una inversión en el rubro, hoy es el agua. Y es que como explica Cardemil, cuando se va a realizar una inversión se deben preocupar de cuáles son los derechos de agua que vienen con el campo, si basta con ellos o si es necesario un complemento. Pero pese a ello, en su opinión no representa una piedra de tope, ya que existe una confianza en el país y su sistema. Dado el calentamiento global, la falta de agua es algo que se da en todos los países, por lo que para Felipe Tupper, asociado de Carey, por lo menos hoy, no se trata de algo que pueda frenar este tipo de inversiones. “Desde el punto de vista del inversionista debiese estar tranquilo. Yo no veo que ese sea el problema. Fue puesto arriba de la mesa y en la medida que se superen los problemas de infraestructura, se van a ir superando los problemas de sequía”, sostiene Araya. Pero para muchos ese es precisamente el problema. Chile cuenta con un problema de conducción y no de escasez, por lo que se requiere hacer más embalses, especialmente en la zona centro-sur. “Chile tiene potencial por ese lado, pero no es fácil construir embalses. Más o menos se ha construido un embalse por cada gobierno en los últimos años, lo que es bastante bajo. Se ve que la zona norte tiene bastantes embalses, pero en el centro hay menos y de ahí hacia el sur, ya no hay”, advierte Friedli.
Esta misma postura es la que mantiene Cardemil, quien asegura que pese a que la construcción de embalses es una medida de mediano plazo, su inversión es de largo aliento y los ciclos políticos con los que cuenta Chile conspiran contra estos desarrollos.
Si bien el consenso apunta a que el tema hídrico aún no corresponde a una traba para las inversiones que provienen del extranjero, es algo que se debe trabajar ya que permitiría aumentar la oferta de tierra con aptitud agrícola. Pero además, nuestra realidad en esta temática contrasta con la de Perú, país que ha trabajado el abastecimiento y que ha hecho un buen trabajo en la producción de uvas, paltas y, últimamente, arándanos.
Esto es lo que a juicio de Wallace hace que se deba mirar con especial atención al país vecino, el que sí podría convertirse en un gran obstáculo. “Lo han hecho muy bien en todo el tema del abastecimiento hídrico. Han hecho inversiones muy propicias y llega a ser muy atractivo para el inversionista extranjero. Eso está mermando un poco las posibilidades del norte de Chile. Quizás esta zona debe replantearse qué producir, cómo hacerlo y la manera de enfrentar ya no esta amenaza, sino la realidad peruana”, profundiza.
Un inversionista chino, a juicio de Araya, perfectamente podría analizar un proyecto en Chile o en Perú ya que en este último tiene ventajas como menores costos y mayores extensiones. Si bien para Ian Frederick, director (s) de InvestChile, este país presenta un potencial innegable, asegura que se trata de una oferta de productos complementaria a la de Chile. “Hemos atendido a inversionistas interesados en importar fruta desde Perú, para luego envasarla, procesarla y despacharla a múltiples destinos desde nuestros puertos. En este sentido, el recurso primario, su calidad y diversidad, son importantes pero no determinantes a la hora de materializar inversiones que involucren una integración a la cadena de suministro”.
EFECTOS NACIONALES
Sin dudas la llegada de capitales extranjeros al sector agrícola ha sido positivo para el rubro ya que le da dinamismo y potencia un sector que se considera uno de los pilares de la economía. ¿Pero qué implicancias ha tenido para el productor nacional? El aumento en el precio de los predios agrícolas genera presiones para que los agricultores se muevan a los cultivos más rentables, lo que ha afectado principalmente a los productores de cultivos anuales. Este es el análisis que realiza Jorge Bravo, economista de Quiroz y Asociados, quien destaca que en los últimos diez años la superficie dedicada al cultivo de trigo y maíz disminuyó un 13% y 34%, respectivamente; mientras que la superficie destinada al arándano y cerezo aumentó 177% y 153%, en cada caso.
Cerezas, paltos, cítricos y frutos secos son los cultivos que a juicio de Michael Wallace le han ido ganando terreno a otras especies dada su mayor demanda y mejor entrada en los mercados. Es cosa de analizar la llegada de los cítricos a Estados Unidos y las cerezas a China. “Están muy fuertes entonces eso ha hecho aumentar la rentabilidad y ha direccionado un poco la mirada de los inversionistas o la búsqueda de estos activos por sobre otros, como las manzanas y peras”.
Las inversiones provenientes del exterior hacia nuestra agricultura ya hace tiempo son una realidad. Pero para continuar por este buen camino se debe seguir trabajando la disponibilidad hídrica y el recambio varietal: bien es sabido que el valor de un activo va a depender de si cuenta con las variedades nuevas o aquellas que van en retirada. Está en nuestras manos hacer los cambios necesarios y seguir posicionando a Chile como el destino atractivo que es hoy.
Fuente: Mundo Agro