De acuerdo con organizaciones multilaterales como la FAO, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el CODEX y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM) es actualmente la principal amenaza de salud pública a nivel global. A consecuencia de ello existe una progresiva reducción en el arsenal terapéutico para tratar enfermedades infecciosas graves, que ha ido dejando a la población humana y animal cada vez más expuesta a enfermedades de difícil control, afectando a millones de personas y animales silvestres, domésticos y productivos, con un creciente impacto en la calidad de vida y el desarrollo económico de los países, sean estos de altos, medios o bajos ingresos. De acuerdo a un informe publicado por el gobierno británico, en 2014 alrededor de 700.000 personas habrían muerto a nivel global por causa de la RAM. Según el mismo estudio, esta cifra se elevará hasta los 10 millones anuales en 2050, situando a la RAM como la principal causa de muertes anuales en el mundo, incluso por sobre el cáncer, y afectando además a un número indeterminado de animales de compañía, productivos y silvestres. Consecuentemente con ello el impacto sobre la economía mundial sería de una caída del orden del 2,0 al 3,5% del PIB, y según el Banco Mundial, podría tener consecuencias tan graves para la economía mundial como la crisis financiera de 2008.
En los años sucesivos a la publicación de ese informe, las agencias públicas de países desarrollados han corroborado este escenario. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) señalan que las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos son causantes de alrededor de 25.000 muertes anuales en la UE, generando un impacto económico de €1.500 millones anuales. En tanto en los Estados Unidos, según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la RAM es responsable de dos millones de infecciones graves y 23.000 muertes anuales.
Las causas de la RAM se encuentran básicamente en la capacidad natural de microorganismos para adaptarse y evolucionar rápido ante los peligros, en este caso los antimicrobianos, lo que en las últimas décadas tuvo una aceleración exponencial por la intensificación de la exposición de los microorganismos a los antimicrobianos, producto de la acción antrópica. Así las principales causas de la intensificación de este fenómeno natural se encuentran en prácticas exacerbadas de mal uso, tales como:
- el uso de antimicrobianos como promotores de crecimiento en producción animal.
- el uso profiláctico de los antimicrobianos en producción animal y en atención de salud animal y humana.
- la facilidad de acceso en el comercio a antimicrobianos de uso veterinario y humano.
- incorrecto uso terapéutico de antimicrobianos en salud humana y animal.
- El aumento de la exposición de animales y personas a microorganismos resistentes por la intensificación de flujos transfronterizos migratorios y comerciales de personas, animales y/o sus productos.
- La baja percepción de riesgo que la población tiene respecto del mal uso de antimicrobianos.
- La falta de incentivos económicos para el desarrollo de nuevos antimicrobianos.
Este escenario sombrío supone una condición de status quo, en el que a pesar de la abundante evidencia del problema, no se toman las medidas necesarias de resguardo, mitigación y control. Sin embargo, la buena noticia es que ello no es así.
Desde hace algunos años hemos visto surgir con fuerza una acción global para revertir esta situación. En este contexto tanto la FAO como la OMS, el CODEX y la OIE, así como las Naciones Unidas o el Banco Mundial y otros actores a nivel global, y la OPS, el ICCA a nivel regional, han tomado el liderazgo para impulsar en forma articulada, desde sus respectivas esferas de influencia, y bajo el concepto de una salud, el desarrollo de compromisos políticos y estrategias operativas a nivel global/local.
CREACIÓN DE LA ALIANZA TRIPARTITA OMS/OIE/FAO
Ya en 2010, tempranamente y antes de que se declarase la emergencia mundial, la OMS, la FAO y la OIE formaron la Alianza Tripartita, basado en el concepto de “una salud” compartiendo responsabilidades en la lucha contra las enfermedades de impacto sanitario y económico, en especial las zoonosis, e incluyendo el combate a la RAM como una de sus tres prioridades, coordinando estrategias a escala mundial, y apoyando su aplicación a escala nacional y regional. Sus objetivos centrales eran:
- • asegurarse de que los agentes antimicrobianos conserven su eficacia.
- • promover un uso prudente y responsable de estos agentes
- • hacer posible que todo el mundo pueda acceder a medicamentos de calidad
El 30 de mayo recién pasado, la FAO, la OMS y la OIE ratificaron esta alianza firmando un memorándum de entendimiento en el que acordaron ampliar sus acciones conjuntas para combatir las amenazas para la salud asociadas a las interacciones entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente. Este memorando respalda la Nota Conceptual Tripartita de 2010 que describe la estrategia de colaboración entre las tres organizaciones, así como el documento estratégico publicado en 2017, y pone particular énfasis al combate de la RAM bajo el enfoque de una salud.
PLAN DE ACCIÓN MUNDIAL
Entre los compromisos políticos más relevantes ocurridos en el último tiempo cabe destacar la adopción de la resolución 68.7 en mayo de 2015 durante la 68° Asamblea Mundial de la Salud que aprobó el Plan de Acción Mundial para luchar contra la Resistencia a los Antimicrobianos, elaborado por la OMS con el apoyo de la FAO y la OIE. Este plan busca que los países miembros comprometan al corto plazo programas nacionales contra la RAM. Ello posteriormente fue refrendado a través de la resolución 4/2015 de la Conferencia de la FAO, de junio de 2015, la resolución 26 de la Asamblea Mundial de Delegados de la OIE, de mayo de 2015 y por la Comisión Anual del CODEX. En este Plan de Acción Mundial se identifican cinco objetivos estratégicos que deben ser adoptados por los países en el corto plazo, a saber:
- mejorar la concienciación y la comprensión con respecto a la resistencia a los antimicrobianos.
- reforzar los conocimientos a través de la vigilancia y la investigación.
- reducir la incidencia de las infecciones.
- utilizar de forma óptima los agentes antimicrobianos.
- preparar argumentos económicos a favor de una inversión sostenible que tenga en cuenta las necesidades de todos los países, y aumentar la inversión en nuevos medicamentos, medios de diagnóstico, vacunas y otras intervenciones.
A consecuencia de ello en octubre del mismo año la OMS implementó el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (GLASS por sus siglas en inglés), como una forma de normalizar la recopilación, el análisis y la difusión de datos clínicos, epidemiológicos y de laboratorio sobre la RAM a nivel mundial. Se sentaron las bases científicas para las medidas y las actividades de promoción y apoyo a la toma de decisiones y se impulsó la puesta en marcha temprana del sistema de vigilancia y acciones a nivel local, nacional y regional. Los países que participan en el GLASS pueden acceder a apoyos para el desarrollo de capacidades, el acceso a herramientas de capacitación y aplicación y de apoyo para la recopilación de datos sobre la resistencia a los antimicrobianos a nivel local y nacional. Actualmente participan en el GLASS 52 países (25 de ingresos altos, 20 de ingresos medianos y 7 de ingresos bajos).Chile en el año 2017, cumpliendo con el compromiso adquirido en 2015, presentó ante la Asamblea Mundial de la Salud, el Plan de Acción Nacional contra la Resistencia antimicrobiana, el cual es liderado desde el Ministerio de Salud, y cuenta con la coordinación de ACHIPIA y la activa participación del SAG, el SERNAPESCA y el ISP en lo relativo a la implementación de acciones en sanidad animal e inocuidad, bajo el enfoque de una salud. Lamentablemente aún no se encuentra entre los países que participan del GLASS.
PLAN DE ACCIÓN 2016/20 DE LA FAO
Durante 2016 la FAO inició la implementación de su Plan de Acción sobre RAM en la alimentación y la agricultura, 2016-20, que recogiendo el mandato de su asamblea de 2015, y en forma coordinada y complementaria al trabajo desplegado por OMS, OIE y CODEX, busca apoyar en los países a los sectores agroalimentarios para formular sus Planes de Acción Nacional (PANs) sobre RAM dando soporte a la realización de:
- evaluaciones de línea de base del uso de antimicrobianos (UAM) en los países, marcos normativos, a través de estudios sectoriales, datos de laboratorios y otra información y consultas en terreno.
- procesos participativos multisectoriales con los actores involucrados.
- creación de grupos de trabajo interinstitucionales sobre RAM para mejorar la integración de los sectores de salud y agricultura.
- apoyo técnico y operacional en el desarrollo de PANs sobre RAM: evaluación de necesidades, priorización, indicadores de recursos y responsabilidades.
- apoyo técnico para la implementación de actividades específicas bajo los PANs.
GRUPOS DE TRABAJO EN RAM DEL CODEX ALIMENTARIUS
En 2006 el CODEX ALIMENTARIUS estableció un primer grupo de acción especial sobre RAM cuyo objetivo fue la elaboración de orientaciones para la evaluación y gestión de los riesgos para la salud humana asociados a la presencia y transmisión de microorganismos resistentes en los alimentos y piensos. Posteriormente en 2011 se estableció un segundo grupo en respuesta a la creciente atención mundial hacia la seria amenaza que representa para la salud pública la RAM, con el objetivo de elaborar orientaciones con base científica para facilitar la gestión coherente de la resistencia a los antimicrobianos a lo largo de la cadena alimentaria.
En 2017, en el 40º periodo de sesión de la Comisión del Codex Alimentarius, atendiendo los planteamientos de FAO, OMS y otros, aprobaron la creación de dos grupos de trabajo para la revisión de:
- El Código de Prácticas para reducir al mínimo y contener la resistencia a los antimicrobianos (2005).
- Las Directrices sobre vigilancia integrada de la resistencia a los antimicrobianos (2011).
En ambos grupos Chile ha participado activamente asumiendo las vice-presidencias y articulando desde la presidencia protempore del CCLAC, la participación de América Latina y el Caribe en estos grupos de trabajo. En ambos casos los trabajos realizados fueron adoptados por la Comisión del Codex Alimentarius en la asamblea del 41º periodo de sesiones recientemente concluida en Roma.
SITUACIÓN EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
En la Región de América Latina y el Caribe, los organismos regionales como OPS/OMS, IICA, PANAFTOSA y FAORLC junto a las agencias de cooperación de la UE y EE.UU., han desplegado ingentes esfuerzos para ir en apoyo de los países para la implementación de políticas planes y programas orientados a impedir que la RAM prolifere. Ejemplos de ello son:
– Proyecto FAO Apoyo para el desarrollo de Planes de Acción Nacionales en América Latina y el Caribe, 2017-2018, cuyo objetivo fue apoyar el compromiso de Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Honduras, República Dominicana, para el desarrollo de Planes Nacionales de RAM en el sector de la alimentación y la agricultura.
– Proyecto FAO Concientización y abogacía para la contención de la RAM: directrices para el diseño de estrategias bajo el enfoque de una salud.
– Seminario IICA Resistencia Antimicrobiana para Latinoamérica cuyo objetivo fue ofrecer a los países de Latinoamérica una sensibilización en el tema de resistencia antimicrobiana y ofrecer el punto de vista de los organismos internacionales, la academia y los ministerios de agricultura. Realizado en San José de Costa Rica 2014.
– Encuentro en el marco del convenio de cooperación técnica entre el IICA y el Comité Veterinario Permanente del Cono Sur (CVP) para desarrollar una estrategia regional que permita disminuir el impacto que produce la RAM en animales de consumo humano. Esta actividad contó con el apoyo y la participación dela FAO, la OIE, el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa (PANAFTOSA) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Coope-rativo para el Desarrollo Agroalimentario y Agroindustrial del Cono Sur (PROCISUR) y la Ohio State University. Realizado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2017.
– Red Latinoamericana de Vigilancia de la Resistencia a los Anti-microbianos – ReLAVRA; En 1996, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) impulsó la constitución de la Red Latinoamericana de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (ReLAVRA) con el fin de obtener datos microbiológicos fidedignos, oportunos y reproducibles para fortalecer la vigilancia. La red brinda información clave para elegir el tratamiento empírico de las infecciones y diseñar estrategias locales y regionales de utilización de antimicrobianos.
– El programa de trabajo conjunto entre la UE y Sudamérica, que se inició con el primer seminario enfocado en “Salud animal” en Buenos Aires, Argentina, seguido por el seminario “La investigación y la innovación” en Santiago de Chile, el taller sobre “La salud humana” en Bogotá, Colombia, el de “Cooperación internacional y compromiso con la organización internacional” en Lima, Perú, el de “Aspectos comerciales” en Montevideo, Uruguay, y el último de ellos realizado recientemente en Asunción del Paraguay abordando la dimensión ambiental de la RAM. Estos seminarios han correspondido a un trabajo conjunto entre la UE, los miembros de la Alianza Tripartita más PANAFTOSA, esfuerzo que la UE continuará desarrollando durante los próximos años con acciones de acompañamiento para la implementación de los planes nacionales a través de la colaboración de FAO, OIE, OMS/OPS e IICA.
Aun con todos los esfuerzos antes mencionados, según un reporte de la OMS de 2017, de 35 países que conforman América y el Caribe solo 11 países tienen planes de prevención y control de infecciones, en 18 hay acceso a antibióticos sin receta médica y pocas naciones americanas tienen un plan nacional; hacen excepción a ello Argentina, Chile, Canadá, México y Estados Unidos, que ya publicaron sus planes. En el caso particular de Chile además se debe mencionar que existe la exigencia de declaración de ventas, de recetas retenidas para la comercialización de antibióticos y que su uso como promotores de crecimiento y uso profiláctico no está permitido en producción animal, sin embargo aún se encuentra pendiente la implementación de un plan integrado de vigilancia.
En síntesis, la amenaza de la RAM es real, los datos preliminares no son auspiciosos, y probablemente el punto de mayor discordia y controversia que aún persiste entre los actores dice relación con las visiones contrapuestas entre quienes postulan que la solución pasa por la reducción del volumen total de antimicrobianos utilizados y la restricción del uso veterinario de antimicrobianos críticos como una forma de reducir la exposición de los microrganismos a antimicrobianos , y con ello controlar la RAM. Por la otra parte, se postula que la sola reducción del volumen no garantiza el control de la RAM y que la restricción excesiva de su uso veterinario conlleva severos riesgos de salud y bienestar animal, impacto en la producción, los precios y la inocuidad de los alimentos.
Aun cuando lo anterior así existen avances sustantivos que merecen ser destacados en relación a que:
- Se ha puesto en marcha un gran movimiento internacional, regional y local que da cuenta, como pocas veces, en primer lugar del consenso global respecto de la necesidad de abordar en forma integrada y urgente el problema de la RAM.
- Se ha logrado la movilización de recursos y capacidades puestas a disposición en forma ágil desde los países desarrollados hacia los países menos aventajados.
- Ya existen resultados auspiciosos de programas como ECOANTIBIO 2012-17 implementado por ANSES en Francia, que en 2017 reportó una baja de 37% de la exposición de los animales a los antibióticos, superando ampliamente la meta prefijada de 25% para el periodo. La baja es aún más significativa para los antibióticos definidos como críticos por la OMS, con un 75% para fluoroquinolonas y 81% para las cefalosporinas de última generación. Y ello sin que la reducción de uso de antibióticos haya afectado el bienestar, la salud de los animales o la producción e inocuidad de los alimentos.
Sin duda aún queda mucho por hacer y la tarea es grande, pero da la impresión que esta vez estamos haciendo las cosas bien y a tiempo.
Fuente: Mundo Agro