Cada vez es más común escuchar acerca de la producción orgánica y el tipo de prácticas que implica en sus procesos. Pero también ha dado que hablar un manejo que se puede asociar a la superstición, pero que se define como una práctica ecológica. ¿De qué se trata la biodinamia? ¿En qué se diferencia de la agricultura orgánica?
Esta práctica se basa en que todo viñedo es un ser vivo e independiente, y la intervención del hombre debe conservar el equilibrio biológico natural, por lo que se regulan los insumos para mejorar la autonomía del sistema. Así es como lo define Camila Saavedra, coordinadora de viticultura y enología de UC Davis Chile, quien agrega que también se basa en el calendario lunar y la sincronía con el cosmos. Aquí es precisamente donde entra la creencia de la superstición.
Y es que en el entendimiento del lugar donde se desarrolla la agricultura biodinámica se incorpora el concepto de biodiversidad de utilizar distintas especies, y trata de entender los procesos naturales a través de los calendarios lunares o la posición del sol, comenta Julio Bastías, enólogo de la Viña Matetic. A su juicio existe una forma súper clara de entender a qué ayudan estos calendarios, y se trata de conocer los ritmos de la naturaleza, que no son otra cosa que las estaciones del año y qué esperar de éstas.
“Uno trata de entender el medio, el lugar en el contexto donde está ubicado y cómo la naturaleza se expresa en éste. Muchas veces está esa confusión de que hay cosas medias místicas; es el ritmo de la naturaleza lo que uno trata de entender; no es otra cosa”, explica. Este tipo de práctica se ha hecho cada vez más común en la viticultura, segmento donde aporta un sello distintivo.
Una mayor expresión del terroir
El entender de mejor manera los ciclos naturales y la relación de ellos con los viñedos para de esta manera continuar en la búsqueda constante de vinos memorables fue lo que llevó a la viña Odfjell a orientarse por este tipo de práctica. Así lo explica Sebastián Bustamante, gerente agrícola de esta compañía, quien asegura que del punto de vista comercial se trata de una tendencia que viene en aumento desde hace algunos años, teniendo consumidores más exigentes en términos de calidad y respeto por el medio ambiente. Pero además permite obtener vinos con un sello distinto, orientados a la calidad Premium y representativos del terroir.
Esto precisamente fue lo que hizo que la viña Lapostolle apostara por este tipo de producción. Y es que el objetivo siempre ha sido crear vinos portadores del terroir de donde provienen. “Creemos que esta es la mejor manera de cultivar la fruta para que luego nuestros vinos expresen el terroir al máximo”, indica Jorge Castillo, subgerente Agrícola de Clos Apalta, quien agrega que la biodinamia cultiva las uvas sin productos químicos, por lo que la conexión entre la planta y la naturaleza colindante es más completa, debido a la estrecha relación de interdependencia entre plantas y microorganismos del suelo que existe desde hace ya millones de años.
Con esta postura coincide Saavedra, quien agrega que además se trata de una práctica que permite mejorar los atributos cualitativos en el viñedo, que se relacionan con la sanidad y longevidad a largo plazo y permite una mayor diferenciación en la última parte de la pirámide de calidad.
Más allá de lo orgánico
El no uso de productos químicos ni organismos genéticamente modificados es uno de los puntos en común que tiene este tipo de manejo con el orgánico. Pero el consenso apunta a que éste va más allá. Castillo señala que la principal diferencia radica en el uso de preparados biodinámicos aplicados en momentos bien definidos durante la temporada agrícola, junto a un enfoque referente a que cada campo es único y denominado “organismo vivo”. Por su parte la experta de UC Davis Chile comenta que va más allá de la exclusión de productos sintéticos, ya que busca intensificar la vida del suelo para que haya un mayor intercambio y equilibrio entre la tierra y la planta, para lo que utilizan preparados homeopáticos que buscan fortalecer y ayudar al desarrollo de la viña.
Hay nueve preparados biodinámicos, dos de los cuales se utilizan para la preparación de los campos mientras que los otros siete como compost. Los más famosos son los números 500 y 501, compuestos respectivamente por estiércol y sílice de cuarzo puestos en cuerno de vaca. Así, por ejemplo, las instrucciones para realizar el preparado 501 son: “Después de Semana Santa, el cuarzo es molido hasta dejarlo como harina fina. Se mezcla con agua de lluvia para hacer una lechada densa y se pone en el cuerno dejándolo escurrir varios días. Los cuernos se entierran durante el verano y se sacan a final de septiembre o principios de octubre. Se saca el contenido para almacenarlo en un bote de cristal en un lugar soleado y seco”.
La biodinamia es una práctica que va ganando cada vez más terreno en la viticultura. Puede tener algún grado de mística, pero la realidad muestra que corresponde a una práctica ecológica que ayuda en un requerimiento que se ha ido abriendo paso: el cuidado del medio ambiente.
Fuente: Mundo Agro