Las características físico-químicas de suelo apropiadas a los huertos de arándano son el punto de partida para establecer un programa nutricional con el fin de obtener fruta de calidad. Una vez que se ha seleccionado el suelo que cuente con las propiedades físicas adecuadas para el cultivo (bien drenado, con alto contenido de materia orgánica, de adecuada porosidad, profundidad media a alta, entre otras), el análisis de suelo pasa a situarse como la herramienta básica para establecer el plan de fertilización.
Sin embargo, en estricto rigor, no hay trabajos en Chile que determinen cuál es la concentración óptima de cada elemento en el suelo para las diferentes condiciones de nuestro país, excepto los trabajos realizados en la Universidad Austral por el Dr. Dante Pinochet para los suelos del sur de Chile. De esta manera las tablas de interpretación de niveles de fertilidad química en el suelo deben considerarse como una referencia, y se puede ir ajustando los valores de acuerdo a la experiencia en cada caso particular por tipos de suelo.
Nitrógeno en exceso
Uno de los problemas que con mayor frecuencia se presenta en la producción de arándano es la aplicación de un exceso de nitrógeno. Para calcular adecuadamente la cantidad disponible de este elemento, el análisis de suelo de rutina no es suficiente, ya que no reproduce las condiciones de lo que ocurre en el campo durante el periodo de crecimiento de la planta. La forma adecuada de hacerlo consiste en solicitar la incubación de una muestra de suelo a la temperatura y humedad óptima en que trabajará la biomasa del suelo encargada de liberar el nitrógeno para las plantas. A mayor contenido de materia orgánica en el suelo, sobre todo materia orgánica lábil, mayor liberación habrá de este nutriente.
El proceso, mediante el cual se recibe nitrógeno “gratuitamente”, se intensifica precisamente en la época de crecimiento de la fruta, de modo que si no se tiene en cuenta este factor pueden generarse excesos perjudiciales. La figura 1 muestra el caso de un campo con un contenido del orden de un 15% de materia orgánica en el suelo, donde se aprecia que el rendimiento del primer año de producción de la variedad Legacy en un tratamiento de control sin aplicación de nitrógeno resultó superior, en comparación a las plantas que habían recibido distintos tratamientos de fertilización.
¿Qué ocurre con el exceso de nitrógeno? La planta no puede “decirle que no” a este elemento. Si está presente, lo va a absorber y debe ocuparlo o de lo contrario se intoxica. Entonces lo canaliza hacia el crecimiento vegetativo. Se altera la relación carbono/nitrógeno que participa en la inducción de las yemas, lo cual se traduce en un menor número de yemas frutales y una mayor cantidad de yemas vegetativas. Por otra parte, el desarrollo del follaje reduce el paso de luz al interior de la planta, generando una menor inducción floral.
Efectos de la acidez del suelo sobre la disponibilidad de nutrientes
El arándano es una especie acidófila, por tanto en muchos casos hay que manejar la acidez del suelo. Hay suelos muy ácidos, de pH 4,5 o menos, donde ocurre la liberación de metales pesados, como el aluminio, afectando procesos químicos en el suelo, procesos biológicos a nivel de raíz, y el metabolismo de algunas variedades.
Una vez que la planta absorbe un metal, lo debe bloquear dentro de las células más activas, lo cual implica gasto de energía. En algunos casos los metales siguen la vía de la exudación foliar, generando manchas secas a nivel de hoja. Un ejemplo típico son las manchas rojizas en hojas de Legacy, lo cual corresponde a acumulación de aluminio cuando esta variedad se cultiva en suelos de origen volcánico con pH inferior a 5,0. En ciertas condiciones, entonces es necesario subir el pH, pero la situación más común corresponde a la necesidad de bajarlo, o sea acidificar.
La fuente más barata para acidificar un suelo es la aplicación de azufre al suelo, ya sea en la preparación de los camellones antes de plantar, o durante el cultivo con aplicaciones en cobertera en otoño.
Se debe considerar que las propiedades del suelo son afectadas con la acidificación. Es así como a medida que aumenta la dosis de azufre aplicado o del ácido empleado (en caso de ácidos químicos aplicados a través del sistema de riego), se incrementa el nitrógeno (N) disponible y las concentraciones de hierro y manganeso, estos dos últimos efectos deseados para aumentar la disponibilidad de microelementos a la planta.
El aumento en la disponibilidad de nitrógeno después de la acidificación invasiva del suelo es indicador de que la biomasa benéfica del suelo sufre un daño con la aplicación del ácido, pudiendo morir y con ello liberando el N que contenía en su cuerpo, el cual queda disponible para la planta. Si bien este efecto puede significar un ahorro de nitrógeno en el programa de fertilización, hay un daño mayor que corresponde a la eliminación de la biomasa benéfica, responsable de la salud y constante reconstrucción del suelo.
Fuente: Redagrícola