Si bien el clima y suelo chileno permiten que las cerezas tengan excelentes resultados productivos, aparecen amenazas sanitarias nuevas que enfrentar. “No hay duda de que en el último tiempo han ido apareciendo patógenos a los cuales los productores de cerezas no están muy acostumbrados o derechamente no conocen”, recalca Natalia Camus.
Como fitopatóloga y directora ejecutiva del laboratorio Lagric, ha visto de cerca la irrupción de patógenos distintos a los tradicionales, especialmente hongos. “En rigor, no se trata de agentes nuevos, sino más bien de patógenos secundarios u oportunistas, que de todas formas pueden generar importantes daños a un huerto comercial de cerezas. De hecho, los hongos que hemos visto en la última temporada duplicaron o triplicaron su incidencia respecto del más común, que es Botrytis cinerea”, asegura.
Detrás de esto estarían temas de tipo estructural ligados tanto al cambio climático como a las consecuencias del crecimiento de la superficie de cerezos en el país. “Es obvio pensar que a partir del aumento de la superficie surjan nuevos problemas sanitarios, especialmente si se considera que en algunos lugares se estánplantando nuevas variedades que se comportan de manera distinta a las tradicionales”, advierte Gamalier Lemus, subdirector de investigación y de desarrollo de INIA Rayentué.
Lo habitual no sirve
Los especialistas señalan que entre los patógenos que más han ganado terreno en las últimas temporadas en las plantaciones de cerezos figuran tres hongos secundarios, que aparecen en distintas etapas e impactan en las plantas o en la fruta, dependiendo de cuál se trate, pero para los que tratamientos sanitarios usuales no funcionan de la misma forma.
“Como estos hongos no están siendo controlados y se están eliminando las poblaciones de otros agentes con los cuales podrían competir por espacio, se está evidenciando cada vez más su desarrollo”, señala Natalia Camus, de Lagric.
Para Blanca Luz Pinilla, fitopatóloga y gerenta de fitosanidad de Agrolab, el patógeno que más ha avanzado en el sector cerecero en las últimas temporadas ha sido Alternaria sp . “Empezó a aparecer hace tres temporadas. Al principio eran solo un par de productores los que llegaban con muestras de Alternaria. Hoy los casos han ido aumentando de forma importante. Por lo mismo, es algo que preocupa en el sector”, afirma Blanca Luz Pinilla.
La experta sostiene que a la fecha no se conoce con claridad la causa de la masificación del patógeno en los huertos de cerezos. “Puede ser por el sometimiento de los cultivos a condiciones climáticas distintas o porque los programas que se usan para tizón de la flor no están siendo lo suficientemente efectivos”, señala.
Gamalier Lemus agrega que se han detectado algunos casos de árboles afectados por phytophthora, especialmente en zonas con suelos arcillosos o con un inadecuado manejo del riego. “Estos problemas se están dando especialmente en plantas que tienen portainjertos como Prunus Mahaleb “, asegura.
El especialista del INIA llama a ponerle atención especialmente a ciertos patógenos que si bien, en la actualidad no están descritos en Chile para esta especie, podrían aparecer, tales como Pseudomona morsprunorum , bacteria que en otros países se asocia al cáncer bacterial; y de Podosphaeria clandestina y Podosphaeria sp ., hongos causantes de oídio en cerezas.
Los desconocidos
Entre los patógenos que han comenzado a aflorar en los huertos de cerezos, los menos conocidos son los virus. Y es que, a diferencia de lo que ocurre con las bacterias u hongos tradicionales, son tremendamente difíciles de detectar.
Los virus pueden producir diversos síntomas en la planta, que van desde una caída de hojas, pérdidas de producción y calidad de la fruta, hasta la muerte de la misma. Nicola Fiore, académico de la Facultad de Agronomía de la U. de Chile, comenta que si bien el interés por saber más sobre los virus que atacan al cerezo en Chile comenzó hace alrededor de 10 años, las altas rentabilidades del negocio han llevado a que los potenciales daños que puedan generar pasen a un segundo plano. “Estamos convencidos de que cuando la rentabilidad del cultivo caiga, la preocupación aumentará. A los productores por supuesto que les importará saber por qué algunas plantas presentan problemas o están produciendo menos que el resto. Y estamos hablando de reducciones que pueden llegar fácilmente a 25%”, advierte.
Fuente: El Agro