En estos días la Organización Internacional del Vino y la Viña ha presentado su Informe Anual donde muestra diferentes aspectos de la coyuntura mundial. Este reporte se divide en cuatro grandes temas: 1) Potencial de producción vitícola, 2) producción de vino, 3) consumo de vino y 4) comercio internacional. Todos estos aspectos inciden directa o indirectamente en la actividad vitivinícola de nuestro país y conocerlos permite entender los movimientos de un mercado mundial cada día más dinámico. Tomando en cuenta lo dependiente que es el medio nacional de las exportaciones de vino, los cambios en el mercado internacional afectan a toda la cadena productiva y es, por ende, de suma importancia conocerlos y analizarlos.
Por un lado la superficie plantada a nivel mundial se ha mantenida relativamente estable durante los últimos años, alcanzando 7,6 millones de hectáreas. Al revisar la información por continentes o zonas productivas, se puede apreciar una estabilización de la superficie en Europa con pequeños cambios en las proporciones relativas de los diferentes países miembros de la UE. Sin embargo, es fuera del viejo continente donde se producen variaciones más significativas. Por ejemplo China, que venía con un crecimiento explosivo los últimos años, actualmente ralentiza su nivel de crecimiento compensando de cierta manera la caída de países como Turquía que genera una reducción moderada en términos generales de Asia.
América y Oceanía no presentan variaciones importantes, aunque se puede destacar que la caída de Australia se ralentiza o más bien estabiliza su superficie, y en América aumenta moderada pero sostenidamente la superficie plantada en países de menor participación relativa (esto es países diferentes a Argentina, Chile, Brasil y EE.UU.) acercándose a un 10% del viñedo en todo el continente. África por su parte disminuye lentamente principalmente por el efecto de Sudáfrica.
Cuando analizamos la producción global de vino se puede apreciar una histórica caída en los volúmenes elaborados durante el último año. En este sentido Europa presenta notorias bajas en los principales países productores, mientras que en América la situación varía en función de los países, siendo la merma de Chile una de las más destacables y en este caso por segundo año consecutivo. Australia y Sudáfrica en tanto presentan leves alzas, mientras que China sigue elevando el volumen elaborado los últimos años. En resumen a nivel mundial la caída fue de un 9%.
Consumo
En lo relativo al consumo repunta levemente respecto al año anterior pero sin alcanzar aún los niveles de una década atrás. EE.UU. es el mayor consumidor mundial tanto de vinos locales como extranjeros con un alza sostenida en los últimos años. Europa, a su vez, mantiene su tasa de consumo compensando la caída de algunos países con el alza en otros. China y Sudáfrica siguen aumentando su consumo, al igual que Australia que compensa la ciada de Nueva Zelanda en Oceanía. En Sudamérica, mientras Argentina y Chile vuelven a bajar, el consumo de Brasil continúa en aumento, tanto de productos locales como de importados. De esta manera el consumo de vino a nivel mundial registra un alza marginal de un 0,7%.
Comercio y precios
El comercio internacional sigue siendo dinámico y, por ende, el movimiento de vino desde países productores hacia países eminentemente consumidores (algunos de ellos productores también) presenta un alza global de 4,8%. España sigue siendo el mayor exportador pero con una caída porcentual respecto al periodo anterior. Lo siguen Nueva Zelanda, Chile, Portugal, Francia, Italia y Sudáfrica. Mientras que EE.UU. y Argentina, junto a España, presentan los mayores retrocesos en cuanto a volumen.
El valor del vino transado registró, en términos globales, un alza del 4,8%. Si se revisa caso a caso hay países en los que, si bien bajó el volumen exportado, el precio subió mientas que en otros ocurre el caso contrario. Lo anterior puede tener muchas explicaciones y demuestra la necesidad de analizar el comercio mundial de vino desde variados puntos de vista. Es importante que los países en general y las bodegas en particular tengan su foco claro al momento de evaluar sus aumentos o bajadas en uno u otro ranking. De todas maneras cabe destacar que tanto el volumen como el precio han tenido un alza moderada pero sostenida en los últimos años.
Al analizar más en detalle las estadísticas presentadas por la OIV, se aprecia una recuperación en la comercialización de vino tranquilo embotellado, revirtiendo así la caída de los últimos años, llegando a un 57% de cuota de mercado, esto es en volumen. Si se considera el valor de comercialización, la cuota de este tipo de vinos llega a un 72% del mercado.
Son los espumosos los vinos con datos más llamativos: por un lado siguen al alza en cuanto a volumen y precio, y si bien sólo representa un 8% del volumen comercializado, el precio en que estos se venden hace que tengan un 19% de la cuota de mercado. En países como Francia, Italia y España su importancia relativa dentro de las exportaciones totales es relevante, y en el caso de este último país aumenta. Misma situación es posible apreciar en Sudáfrica.
Una nueva baja se registra en el caso de la comercialización de vinos a granel, aunque nuestro país aparece como uno de los países donde su volumen de exportación sigue siendo importante. Esto es digno de analizar ya que si cruzamos el volumen mundial comercializado a granel (35%) y el valor que representa (8%), podemos apreciar que si bien es un mercado dinámico y transversal entre las diferentes regiones productoras, no es un segmento especialmente atractivo y sostenible a lo largo de los años sin la adecuada estrategia productiva y comercial.
Francia, España e Italia en conjunto representan más de la mitad de las exportaciones, tanto en volumen como en valor. Sin embargo, España retrocede en volumen mientras Francia e Italia aumentan. Respecto a los llamados países del nuevo mundo, Chile, Australia y Nueva Zelanda presentan aumentos significativos en valor, mientras que EE.UU. y Argentina anotan los mayores retrocesos. Al analizar el tema del precio, nuevamente entre los tres principales exportadores hay una llamativa diferencia: mientras Francia e Italia tienen una importante cuota de mercado, España tiene un precio promedio por litro inferior. Es decir, a pesar de representar alrededor del 20% en volumen sólo alcanza un 9% en valor. Este fenómeno es importante tenerlo en cuenta en Chile, donde la dependencia a las exportaciones es muy grande y el granel aún tiene una importancia relativa considerable.
Del otro lado, podemos ver cómo algunos de los cinco principales importadores de vino son a su vez productores, concentrando entre estos países más de la mitad de las importaciones a nivel mundial. En este sentido Alemania si bien elabora vinos también es el primer destino mundial de las exportaciones, aunque con una leve baja en el volumen y cierta tendencia a las gamas más básicas. El Reino Unido, de gran importancia para las bodegas chilenas, está en un segundo lugar tanto de volumen como de valor (aunque retrocediendo levemente en este aspecto). Las consecuencias del Brexit centran la atención de los mercados y el medio vitivinícola no es ajeno a él; sin embargo, la complejidad de esta operación hace aún difícil prever de manera clara sus consecuencias.
Otro mercado importante para Chile, como es EE.UU., recupera el crecimiento en cuanto a valor y volumen, justificando los esfuerzos públicos y privados para que el vino nacional siga teniendo una presencia importante en este mercado. El caso de Francia es particular, ya que sus importaciones se centran en las gamas más básicas debido a carencias estructurales de este tipo de vinos en su medio local. Por último China sigue creciendo tanto en volumen como en precio, siendo la demanda interior china la que más contribuye el aumento de volumen en las transacciones del 2017.
La estrategia de Chile
Para terminar nos atrevemos a plantear algunos aspectos relacionados con este estudio que podrían aplicarse a la realidad nacional y a su estrategia a futuro:
El mercado del granel sigue siendo interesante e importante para Chile, pero al ser muy voluble, dependiente de la oferta y demanda global lo hace altamente riesgoso. Por ende, sin una adecuada estructura productiva y comercial, es complejo depender de él. Su cuota de mercado en cuanto a volumen no se condice con su cuota de mercado en valor.
Hay espacio para seguir creciendo en los segmentos de vino embotellado de mayor valor, tanto en los mercados tradicionales como en los emergentes. Es importante en ese sentido que el vino chileno demuestre su versatilidad y diversidad de oferta y no se quede estancado en un estilo o rango de precio.
Lo dinámico y competitivo del medio vitivinícola mundial hace imprescindible apoyarse en el conocimiento técnico y profesional que tiene nuestro país. Dar a conocer la capacidad productiva de nuestro país lo hace un proveedor confiable, capaz de adaptarse a las cambiantes condiciones de cada año, que va descubriendo o redescubriendo nuevas zonas y que sabe llegar a un consumidor cada vez más informado y exigente.
La gran deuda nacional es apuntalar el consumo interno. Un consumidor informado, que tenga la posibilidad de tener acceso a la evolución del vino chileno y que viva esta industria como algo propio.
El crecimiento en general del medio vitivinícola nacional debe ser una conjugación de diversos elementos: superficie vitivinícola sustentable, aumento de volumen armónico y equilibrado, mejora en los precios de comercialización que impulse a todos los involucrados en el proceso productivo, aumento del consumo interno, imagen internacional conjunta entre organismos públicos y privados, y por último creemos, como Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile, imprescindible destacar la solidez y solvencia profesional como una carta de presentación del trabajo bien hecho en cada botella de vino chileno.
Fuente: Mundo Agro