Los cultivos transgénicos han tenido un alto impacto socieconómicos, ya que han aumentado los rendimientos agrícolas globales en maíz, soya, algodón y canola, debido a un mejor control de plagas y malezas; y, además, han reducido el uso de tierras al permitir producir más alimentos en menor superficie.
Anualmente los investigadores y economistas agrarios Graham Brookes y Peter Barfoot, de la consultora agrícola británica PG Economics, publican un estudio donde realizan una recopilación los impactos socioeconómicos y ambientales de los cultivos transgénicos en los países donde se utilizan.
El estudio concluye que hay un beneficio económico neto significativo para los agricultores de $18,2 mil millones de dólares durante 2016 y $ 186,1 mil millones para el período 1996-2016. Estas ganancias se han dividido en un 48% entre los agricultores de los países desarrollados y en un 52% entre los agricultores de los países en desarrollo. De las ganancias obtenidas, aproximadamente el 65% se obtuvieron gracias al aumento de rendimiento y producción al utilizar transgénicos, mientras que el 35% restante provino del ahorro de costos que implicó.
En los últimos 21 años, según afirma el estudio, “la biotecnología agrícola ha ayudado a los agricultores a cultivar más alimentos utilizando menos recursos, al reducir el daño causado por las plagas y controlar mejor las malezas”. Además, agrega que “los mayores incrementos de rendimiento se han producido en los países en desarrollo y esto ha contribuido a una base de suministro de alimentos más confiable y segura en estos países”. Cita como ejemplo el caso de Sudamérica, donde la tecnología de cultivos tolerantes a herbicidas ha ayudado a los agricultores a reducir la labranza, acortando así el tiempo entre la siembra y la cosecha, lo que ha permitido a los agricultores incluso cultivar un ciclo adicional en la misma temporada.
Los datos recopilados por los investigadores demuestran que los mayores rendimientos y el menor tiempo y dinero gastado en el manejo de plagas y malezas, permitió a los agricultores obtener mayores ingresos. Esto ha demostrado ser especialmente valioso para los agricultores en los países en desarrollo, donde, durante 2016, recibieron un promedio de $5 dólares como retorno por cada dólar adicional invertido en semillas transgénicas.
En Chile, el doctor en Ciencias Biológicas y Director Ejecutivo de ChileBio, Miguel Ángel Sánchez, explicó que este nuevo estudio PG Economics entrega nueva evidencia cuantificable de que los cultivos transgénicos pueden ser una alternativa sustentable desde el punto de vista económico, social y medioambiental. “Es por ello, que agricultores de los países más diversos han adoptado y continúan utilizando y demandando nuevos productos derivados de esta tecnología, de forma segura, rentable y amigable con el medio ambiente”, afirmó.
Fuente: Mundo Agro