Cristián Sánchez es un buen productor y exportador de cebollas de la zona de Santa Elena, en Rancagua. Esta temporada tiene 30 hectáreas plantadas.
Sánchez, con su empresa, Agrocomex, lleva más de 10 años exportando cebollas. Y pese a los vaivenes del mercado, que ahora se encuentra en el suelo, tiene fe en este rubro. De hecho, está en etapa de crecimiento y espera llegar a cultivar 50 hectáreas. Para eso, lentamente se está equipando, mecanizando la mayor cantidad de labores, ya que con el aumento de los costos y la baja en el valor del producto, el uso de maquinaria se ha vuelto imprescindible si se quiere que la suma y resta final del negocio sean en azul.
«Trabajamos con el sistema de siembra directa, y para lograr la meta nos estamos equipando con bodegas, materiales para la cosecha y maquinaria. De hecho, este año compramos la calibradora y ya tenemos la máquina para la siembra y los tractores. Vamos de a poquito», destaca.
Pese a todo ese empeño, la última temporada no fue buena y por eso los obligó a estar a dos bandas, enfocados tanto en el mercado interno como en la exportación.
«El mercado más estable hasta hace poco era Brasil, pero ahora compró muy poco, por la sobreproducción mundial. Al final, a todos los grandes productores les fue bien con las cosechas, ya que no hubo problemas climáticos. A eso se agregó que veníamos con un par de años con buenos márgenes de utilidad, todo lo cual hizo que se generara un aumento de la producción», señala.
Eso precipitó lo que Cristián Sánchez llama el desastre de este año, porque el producto rebotó en prácticamente todos los mercados.
«Los precios estuvieron muy bajos para lo que implica producir la cebolla. Hoy es difícil bajar de los seis millones de pesos de costos por hectárea, y si se guarda, pueden llegar hasta ocho millones», dice.
En picada
Este año, el volumen de las exportaciones chilenas de cebollas se mantuvo casi constante respecto de la temporada anterior, con un aumento de solo 3%, pero con una caída en el precio de 23%, en un escenario internacional de mayor oferta y menores precios, concluye la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, Odepa, del Ministerio de Agricultura. Pero más dramática fue la caída en los precios internos, los que, en promedio, han estado 50% más bajos.
A las causas ya anotadas se suman los «mayores rendimientos que están obteniendo los productores, gracias al buen manejo del cultivo y al buen uso de tecnología e insumos. Lo anterior se suma a las buenas condiciones climáticas de esta temporada, que ha permitido un buen establecimiento del cultivo y que las plantas se desarrollen expresando todo su potencial, aumentando así los rendimientos. Por último, los altos precios de la cebolla del año anterior, sumados a las buenas condiciones climáticas y a la disponibilidad de agua de riego hacen prever que hubo un aumento de la superficie plantada. En resumen, este año todo hace pensar que aumentó la superficie plantada de cebollas y los rendimientos; por ende, hay una mayor producción y mayor oferta en los mercados», señala Odepa.
Añade que en los mercados internacionales ha habido una sobreoferta de cebollas, debido a una mayor producción y a una abundancia de producto de tamaño mediano a bajo, lo que ha provocado una baja general en el precio.
Todo el panorama se oscureció aún más con la aparición de la cebolla nueva, a fines de agosto y principios de septiembre, que hizo que bajaran los precios del producto de guarda.
Con estos resultados de bajos precios, se espera que la intención de plantación de cebolla para la nueva temporada tienda a disminuir.
Mecanizar es la consigna
El consultor Rodrigo Ramm se atreve a ponerle número a la caída en la superficie plantada que se espera para la campaña en curso. El especialista calcula que serán entre 500 y 1.000 las hectáreas menos de cebollas de guarda, importante si se considera que en 2016 hubo 4.689 hectáreas.
«Estamos bastante complicados esta temporada. Las siembras directas se hacen entre julio y septiembre y llovió varias veces en ese período, lo que no permitió sembrar toda la superficie que se quería. Además, veníamos de un año de malos precios y los productores no estaban muy contentos ni con mucha plata. Por eso esperamos la baja en la superficie. Este sector está con poco ánimo en este minuto», destaca Rodrigo Ramm.
Eso sí, hasta las últimas semanas los cultivos recién iniciados andaban bien al menos en cuanto a desarrollo.
Ramm insiste en que el desafío ante la nueva realidad es reducir costos, lo cual se está planteando a través de la mecanización de las labores.
«Este es un cultivo que ocupaba mucha mano de obra en los años 90 y hoy sembramos directamente. Pero todavía hay pocos productores haciendo cosecha mecánica, pero para allá vamos», señala. Otro reto a nivel país es mejorar los rendimientos y llegar a 100 ton/ha.
Fuente: Economía y Negocios