Carolina Cruz, presidenta de Uvanova, destaca el rol preventivo más que curativo de algunos productos contra oídio. “Es muy difícil que vayas a controlarlo cuando ya observas una sintomatología».
¿Cómo debe ser el manejo en una temporada con alta presión de oídio y botrytis? Un año marcado por la alta humedad relativa y las lluvias ocasionales como el 2016 siempre exigirá al productor de uva de mesa un aumento de costos en agroquímicos que protejan y sanen los parrones de ese tipo de enfermedades. Así lo señala la presidenta de Uvanova, Carolina Cruz, tras las lecciones dejadas por la actual campaña en que producciones de esta fruta se han visto comprometidas a causa de problemas fungosos.
«Hay que hacer hincapié en que los productos fitosanitarios solucionan solo en parte los problemas de una infección», comenta primero que todo Carolina. «Hay que combinar estrategias de manejo cultural, con parrones ventilados, racimos expuestos y descolgados, junto con menor período entre aplicaciones, situación muy diferente a lo que acostumbrábamos en una temporada normal».
Si bien los productos aportan al control, la presidenta de Uvanova recalca que “ninguno de ellos es efectivo en un 100%, y la mayoría funciona como medida preventiva más que curativa”.
Así, en el caso de oídio, cuando ya es factible a simple ojo observar el problema en el parrón, significa que la infección se produjo hace siete o diez días atrás, agrega la asesora en uva de mesa, “entonces es muy difícil que vayas a controlarlo cuando ya observas una sintomatología”. Lo clave en este aspecto es lo preventivo y por ese motivo debería considerarse “como fijo” un aumento en el número de productos, alternando molécula, cada vez que se vislumbre una temporada de afectada por muchas horas de alta humedad relativa, o el Fenómeno del Niño sea la tónica de primavera o verano.
Carolina Cruz explica y aconseja: “Para productos contra oídio, los únicos de tipo curativo son los IBE, el resto son todos protectores, incluso los de tipo estrobilurinas”. Un buen programa debe considerar combinar productos curativos con protectores, teniendo siempre en claro que “los momentos cuando más hay que preocuparse del oídio son entre pre-flor hasta primeras bayas cuajadas, en ocho milímetros. Esos son los instantes más críticos”.
En una temporada normal, estos productos se ocupan con una frecuencia entre siete a diez días, o doce inclusive, “pero cuando estás con alta presión como este año, tienes que hacer aplicaciones cada cinco. Esa es la primera estrategia, por lo tanto, claramente van a aumentar los costos en manejo en un escenario de alta presión de enfermedades”.
Un control con IBE por hectárea debiera estar alrededor de los US$20-25/ ha, y muchas veces para potenciar el control se realizan combinaciones de productos lo que puede aumentar el costo de la aplicación en al menos US$20 adicionales por hectárea. “Si bien el costo de la aplicación, no es tan elevado, lo que encarece el programa es la cantidad de veces, que se debe realizar el tratamiento”.
Fuente: Uvanova
Imagen: www.enominer.com