La polinización es un proceso trascendental en el ciclo anual de muchos frutales, especialmente en el del kiwi. Su correcta realización incidirá de forma directa en la rentabilidad final del cultivo y, por ende, en el bolsillo del productor.
“Lo primero que hay que entender es que para la obtención de frutos de calidad se requiere una máxima polinización”, comenta Jorge Albornoz, ingeniero agrónomo de la Gerencia de Productores de Copefrut. Para el experto, si se planifica y ejecuta bien este proceso se obtendrán frutos alargados y uniformes (CAT 1), con mejor peso, tamaño y cantidad de semillas, lo que a su vez se traducirá en un mayor porcentaje de embalaje y en una mejor distribución de fruta en CAT 1.
Cantidad y distribución de los machos
Uno de los errores más comunes en los huertos de kiwi se relaciona con la cantidad, distribución y variedades de las plantas macho que se utilizan. Y es que, por lo general, se usa 11% de plantas machos por hectárea, aunque con las nuevas técnicas se ha ido avanzando hasta una superficie del 17%, debido al rol de la polinización en la calidad posterior de los kiwis.
“La distribución de los machos también es muy importante. Antes lo usual era situarlos en la 3ra hilera cada 3ra planta, mientras que en la actualidad se utilizan machos en bandas, paralelos o perpendiculares a las hileras de las hembras. La idea es mejorar la distribución de los machos sin alterar negativamente la cantidad de las hembras que son las que producen fruta”, explica Jorge Albornoz.
En Chile se utilizan tres variedades de machos polinizantes: Matúa, Tomuri y Chieftain. Las primeras dos son las más comunes, pero según señala el agrónomo de Copefrut, en los nuevos proyectos de kiwi se emplean las tres variedades dentro del huerto, debido a que cada una de ellas ofrece floración en distintos momentos. De esta manera, se asegura la disponibilidad de polen para todo el periodo de floración de las plantas hembra.
Fuente: Revista Campo