Con un termómetro infrarrojo en la mano, el panameño Nelson Pérez revisa la temperatura del agua de las bandejas donde docenas de pequeñas lechugas se alimentan.
Ese líquido, que contiene calcio, fósforo, magnesio y vitaminas, debe mantenerse alrededor de los 21 grados, para facilitar el crecimiento de esta verdura.
Pérez es el celoso vigilante del conjunto de lechugas que crecen en la finca vertical en ambiente controlado de la empresa Urban Farms, en esta localidad de Río Hato, de 15.700 habitantes, en la provincia de Coclé, a unos 125 kilómetros al norte de Ciudad de Panamá.
Fuente: FAO.ORG