En el gremio están a la espera de conocer cómo será la fiscalización del reglamento y aseguran que aún existen dudas.
La industria de alimentos descargó toda su artillería para evitar que saliera adelante el reglamento, que empezará a regir en junio de 2016. El sector descargó contra el Ministerio de Salud por considerar que la regulación adolecía de “problemas de fondo y forma” y sería un impacto para la industria local y el comercio internacional.
Transcurridos cuatro meses desde su aprobación, Rodrigo Álvarez, presidente de AB Chile, explica la incertidumbre que les genera el plan de fiscalización, así como otras normativas que han surgido como amenaza para el sector.
-En junio comienza a regir el nuevo reglamento, ¿en qué proceso se encuentra?
-La industria ha estado acometiéndose a todas las materias. Estamos a la espera de las normas de fiscalización por parte del ministerio, como por ejemplo cuál va a ser el criterio de los seremis, y estamos atentos a las interpretaciones que se le dará al reglamento.
Hemos escuchado algunas ideas de funcionarios que nos preocupan, por ejemplo, qué efecto tendrá la entrada en vigor sobre los productos que ya están en el mercado. Queremos claridad de cómo van a interpretar algunos preceptos del decreto.
Creo que todavía existen dudas y hemos solicitado más claridad en cuanto a la propiedad intelectual y el uso de marcas y figuras, también respecto a cómo se interpreta la fecha de entrada en vigencia de la reglamentación.
Así como trabajamos conjuntamente con la autoridad, también estaremos disponibles para en ocasiones discrepar en la interpretación del texto.
-¿Han evaluado los efectos de la normativa?
-Nosotros seguimos considerando que esta es una política pública equivocada y que se tomaron una serie de decisiones que son erróneas.
Estamos en proceso de cuantificar desde el punto de vista de costo de producción, publicidad, edición y material, pero es un costo importantísimo. El efecto económico va a ser absolutamente real, es masivo. Además va a ser una situación escalonada, porque puede ser que algunos productos no queden con etiqueta el primero año, pero sí el segundo.
-¿Qué impacto tiene esto en el crecimiento y desarrollo del sector?
-Va a tener un impacto económico tanto desde el punto de vista de la rentabilidad, como de las inversiones que hay que hacer. De eso no hay ninguna duda y a veces nos han sorprendido declaraciones de autoridades diciendo que no va a haber un impacto. Es evidente que sí. Por de pronto, ya solo la variable costos demuestra una afectación. Además, el alcance hay que medirlo a largo plazo. Esto va a tener impacto en proyectos, en número de productos ofrecidos, en alternativas, en ingreso de terceros que probablemente van a preferir que sus marcas no se vean afectadas en un mercado relativamente pequeño como el nacional.
Impuesto al azúcar
-La comisión asesora del gobierno sobre el impuesto al azúcar cuestionó esta medida. ¿Cómo ve la propuesta?
-No nos parece buena idea la utilización de una variable tributaria para fines distintos a los meramente recaudatorios que habitualmente no produce efectos o éstos son colaterales errados.
Sobre el informe, nos parece muy importante que la comisión haya dicho que se requieren análisis mucho más profundos de externalidades, de las variables que se quiere impactar, de evolución posterior. El informe no propone ni una base imponible, ni un hecho gravado, ni una tasa, porque considera que hay varios estudios absolutamente indispensables y creemos que en esos estudios la presencia de Hacienda es absolutamente indispensable.