Lluvias persistirán hasta el otoño del próximo año, por lo que humedad y el calor serán condiciones idóneas para la propagación de hongos.
Un fenómeno que se anunciaba como uno de los que traería mayores cambios a nivel mundial en el clima desde 1959, tuvo su impacto en nuestro país con efectos en las precipitaciones con características de intensidad en breves periodos de tiempo. En la provincia de Ñuble ven con especial atención las consecuencias en el ámbito agrícola, que según el experto hídrico de la Universidad de Concepción, Jorge Jara, tiene efectos en las enfermedades de frutales y en el contenido de azúcar de los mismos. Por su parte, en las praderas son bien recibidas lluvias primaverales, que se extenderían hasta diciembre. “Las consecuencias que eso puede traer son un aumento en las enfermedades hongosas, porque se va a crear un medio ambiente propicio para que los hongos prosperen bajo esas situaciones. Es decir, altas temperaturas y harta humedad relativa son proclives para el desarrollo de estas enfermedades. Los cultivos seguramente van a crecer mejor sobre todo en las praderas, por ejemplo, ya que estas lluvias van a permitir que tengan un mejor desarrollo […]”, indicó Jara. La provincia no sufrirá mayores trastornos en el riego, el que estaría asegurado por la cantidad de nieve caída en la cordillera y la acumulación en los embalses, agregó el experto de la UdeC. Desde la Asociación de Agricultores, su presidente, Alfredo Whaling, estima que la situación climática tiene dos lecturas y que, en el balance general, es prejudicial en especial para cultivos intensivos. De acuerdo a estadísticas de la Dirección Meteorológica de Chile, en Chillán han precipitado hasta la fecha 975 milímetros, a diferencia de otros años que el promedio ha sido de 1.023 milímetros de agua caída. Para ser considerado normal, en un año debiera precipitar 1.107 mm. |